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¿Necesitas medicinas para cada Resfriado?

Leonel Argüello Yrigoyen, médico Epidemiólogo
Muchas enfermedades respiratorias se curan solas o sea son autolimitadas. Cuando el frío aprieta o llega el cambio de estación, es común que empiecen los estornudos, la tos y ese malestar muy incómodo. La reacción automática de muchas personas es correr a la farmacia o al médico en busca de “algo fuerte” o seguir las instrucciones de otras personas o repetir un medicamento que le funcionó la vez pasada, sin embargo, eso no la curó, fue su propio cuerpo quien lo hizo, pero usted le da el mérito al medicamento, a la infusión, el té que tomó o el remedio de la abuelita.

Estas enfermedades autolimitadas son aquellas que el propio cuerpo es capaz de controlar y curar sin la necesidad de medicamentos específicos. Nuestro sistema inmunológico, salvo en casos de inmunodepresión que baja las defensas o enfermedades crónicas, es una máquina bien afinada para defendernos.

¿Cómo funciona el cuerpo para defenderte? La enfermedad comienza cuando el cuerpo entra en contacto con un virus o bacteria. Por ejemplo, al inhalar gotas respiratorias de alguien con gripe, el cuerpo reconoce al agresor y envía señales de alerta a células especiales, que activa una reacción inflamatoria local, aumenta la temperatura (fiebre), y llegan más glóbulos blancos al área afectada. Los síntomas comunes (como fiebre, tos, dolor de garganta o mucosidad) son parte de esta defensa. No son causados directamente por el virus, sino por la respuesta del cuerpo para eliminarlo o contenerlo.

Si el virus persiste, el cuerpo activa su segunda línea de defensa: linfocitos T que destruyen células infectadas y B que producen anticuerpos específicos que neutralizan el virus y una vez eliminado, la inflamación baja, los síntomas desaparecen y el tejido se regenera. El sistema inmune guarda una “memoria” del virus para responder más rápido si vuelve a aparecer. Y luego, viene la recuperación completa, que, con descanso, hidratación y buena alimentación, el cuerpo se regenera solo. No queda rastro de la enfermedad, y no fue necesaria una intervención médica específica. La autolimitación es como una guerra interna que el cuerpo sabe cómo ganar solo, siempre y cuando el sistema inmune esté en condiciones normales.

Aquí tenemos tres ejemplos de enfermedades que se curan solas. El Resfriado común es causado por virus como el rinovirus y suele durar de 5 a 7 días. No hay cura, y los antibióticos no sirven. Lo mejor es descansar, hidratarse y usar analgésicos suaves si hace falta. El dolor de garganta viral, aunque muchas personas piden antibióticos “por si acaso”, lo cierto es que la mayoría de los casos no los necesita. Gárgaras, líquidos calientes y un poco de paciencia suelen ser suficientes. La Bronquitis aguda, esa tos que no se va por semanas puede ser molesta, pero si no hay fiebre alta ni dificultad respiratoria, probablemente sea viral. En lugar de antibióticos, es mejor controlar los síntomas y dejar que el cuerpo actúe.

El problema de medicarse sin necesidad puede generar resistencia bacteriana o sea bacterias que ya no responden a tratamientos con antibióticos, puede dar efectos secundarios, como malestar estomacal, reacciones alérgicas o daños en la microbiota o microrganismos intestinales buenos y por supuesto son gastos innecesarios, tiempo, dinero y esfuerzo en algo que no hará la diferencia.

¿Cuándo sí es momento de preocuparse? Cuando sientas señales que indican que algo no va bien, hay que hacerle caso a su instinto, fiebre que dura más de tres días, dificultad para respirar, dolor persistente en el pecho o los oídos y empeoramiento después de una aparente mejoría.

Tener síntomas no siempre significa que necesites una receta. A veces, lo más sabio es darle tiempo al cuerpo, confiar en él, cuidar la alimentación, descansar bien y mantener la calma.

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