Por José Aguiar y Meng Yifei LIMA, 25 jun (Xinhua) — La puesta en marcha del megapuerto de Chancay, ubicado a 80 kilómetros al norte de la capital de Perú, ha representado un cambio trascendental para miles de peruanos, especialmente para habitantes de la zona, quienes ahora acceden a nuevas oportunidades en el comercio, la exportación y desarrollo personal y laboral, según destacaron funcionarios en conversación con Xinhua. Gonzalo Ríos, gerente general adjunto del puerto de Chancay, ha acompañado el desarrollo del proyecto desde 2019, lo que le ha permitido ser testigo de los avances en la construcción, la integración de equipos y el logro de metas clave, así como observar la integración propia que ha tenido la ciudadanía. Al estar a cargo de áreas como seguridad, relaciones institucionales, legal y auditoría interna, Ríos resaltó que uno de los mayores impactos que ha notado del puerto es en el ámbito laboral, pues más de la mitad del personal que hoy trabaja en sus instalaciones proviene de la ciudad de Chancay. Jóvenes de la zona han logrado reorientar sus proyectos de vida gracias a las vacantes generadas, especialmente en tareas portuarias como la operación de grúas, manipulación de carga y asistencia logística, precisó el gerente. Explicó que estos empleos han sido posibles por una estrategia previa de formación, ya que mientras se desarrollaba la obra se ofrecieron cursos gratuitos de familiarización con el entorno portuario, lo que posteriormente dio paso a que muchos de ellos se postularan con ventaja por los conocimientos adquiridos. Ríos visitó China a finales del 2023 para observar de cerca los puertos de Tianjin y Shanghai, donde apreció la magnitud tecnológica de los principales centros portuarios de la nación asiática. Allí comprobó que muchas de esas tecnologías también se estaban aplicando en Chancay. Mencionó que en el ámbito comercial, el puerto ha brindado una ventana directa a Asia, y un caso destacado es el de la empresa agroexportadora “Qali”, que despachó el primer contenedor de productos agrícolas hacia la ciudad de Shanghai en noviembre de 2024. Ese fue un “hito” que motivó a otras empresas locales a invertir más en sus capacidades productivas para aprovechar la nueva conexión. Aunque el puerto fue inaugurado en noviembre del 2024, fue el pasado 5 de junio que la mandataria peruana, Dina Boluarte, entregó oficialmente la licencia de operaciones a Cosco Shipping Ports, con lo cual el puerto “inició oficialmente sus operaciones”. “Chancay se convertirá en un eje estratégico dentro de la red de comercio del Pacífico. En ese sentido, invito a los vecinos de la región a utilizar nuestro puerto de Chancay para fortalecer su comercio con el mercado asiático”, resaltó en ese entonces Boluarte. Gracias al megapuerto de Chancay, productos perecederos como las frutas frescas, que requieren una cadena de frío rigurosa, ahora cuentan con una vía de exportación más eficiente, permitiéndoles llegar en condiciones óptimas a destinos lejanos. Esta infraestructura ha reducido los tiempos de traslado a unos 23 días, lo que mejora significativamente la competitividad de los productos peruanos en el mercado asiático, destacó Ríos. Subrayó que la ubicación estratégica del puerto y su capacidad para concentrar grandes volúmenes de carga lo han posicionado como nodo clave en la red de rutas marítimas entre América del Sur y Asia. Países vecinos como Brasil ya comienzan a enviar mercancía a través de Chancay, combinando tramos terrestres y marítimos. Este proceso de integración le recuerda a Ríos el “Qhapaq Ñan”, la red vial del antiguo imperio inca que articulaba regiones en la época prehispánica y cuyo espíritu conectivo retoma ahora el puerto, pero a escala continental, al enlazar Sudamérica con Asia. Por su parte, el director del Museo Inka de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Mohenir Julinho Zapata, reforzó esta visión desde una mirada cultural, al reconocer el valor histórico de la red vial incaica y su rol en el funcionamiento del Estado. Mencionó que el “Qhapaq Ñan” fue consolidado por los incas a partir de caminos milenarios a lo largo de la sierra y de la costa, conectados por rutas transversales. Su infraestructura permitía una circulación eficiente, con puentes y pisos adaptados a la geografía andina. Este sistema fue clave para el traslado de ejércitos, mensajeros, trabajadores y peregrinos, a la vez que representaba una red de integración económica, política y cultural dentro del Tahuantinsuyo (imperio inca), y su centro geográfico coincidía con el actual territorio de Chancay. Julinho Zapata consideró que la inauguración del puerto ha abierto una nueva ruta de intercambio directo entre Perú y Asia, cuyo resultado más inmediato es una mayor presencia de productos chinos en el país andino, como vehículos eléctricos, así como un aumento en las exportaciones peruanas hacia el continente asiático. Para el historiador, esta conexión no solo reactiva el rol histórico de Chancay como eje costero, sino que potencia su función simbólica en la integración regional. A su juicio, en el pasado, el mar servía como vía de conexión interna y hoy se convierte en puente hacia otras civilizaciones. La convergencia entre historia y presente encuentra en el puerto de Chancay un nuevo punto de partida. Así como el “Qhapaq Ñan” articuló un vasto imperio, la actual instalación portuaria ofrece a Perú y a América Latina la posibilidad de insertarse con mayor fuerza en las redes económicas globales, especialmente con China. Fin