SAO PAULO, 26 jun (Xinhua) — El agronegocio brasileño, pilar de la economía más grande de América Latina, representa el 29 por ciento de toda la energía renovable utilizada en el país sudamericano, según un estudio del Observatorio de Conocimiento e Innovación en Bioeconomía de la Fundación Getulio Vargas (FGV), divulgado hoy miércoles.
El informe, titulado “Dinámicas de Demanda y Oferta de Energía por el Agronegocio”, señaló que, sin la contribución del sector agropecuario, la matriz energética renovable de Brasil caería drásticamente del 49 al 20 por ciento, acercándose al promedio global de apenas 15 por ciento.
Desde la década de 1970, Brasil ha apostado por fuentes de energía renovable originadas en el campo, especialmente con el desarrollo del etanol producido a partir de la caña de azúcar, lo que lo posicionó como el principal productor y exportador mundial de este biocombustible.
Además del etanol, el sector agropecuario también contribuye con otras fuentes renovables como el biodiésel de soya, el biogás generado a partir de residuos agrícolas y ganaderos, y la leña proveniente de bosques replantados, según detalló el reporte.
El informe también destacó el papel estratégico del agronegocio en la transición energética brasileña.
“Ese protagonismo no se limita a la cantidad de energía limpia ofrecida en el país o a la presencia de biocombustibles en el transporte. Se refleja en los destinos de la bioenergía del agro, que se posiciona como origen principal de la matriz energética de varios sectores industriales”, aseguró el coordinador del departamento de bioenergía del Observatorio de la FGV, Luciano Rodrigues.
Recordó que, a pesar de no figurar entre los países con mayor intensidad energética, el consumo de energía del agronegocio brasileño merece atención por su alta dependencia del diésel.
De acuerdo con Rodrigues, en 2022, el 73 por ciento de la energía utilizada directamente en el sector agropecuario brasileño provino de combustibles fósiles, especialmente diésel, lo que expone al sector a factores externos como variaciones del precio del petróleo o crisis geopolíticas.
Entre los principales consumidores de la bioenergía agropecuaria se destaca el sector industrial, que históricamente absorbió más del 70 por ciento de la oferta total, en la década de 1970, y se estabilizó en torno al 50 por ciento en las últimas décadas.