Enfoque: Decisión de Perú de romper lazos diplomáticos con México reaviva debate sobre derecho de asilo en América Latina
MÉXICO, 5 nov (Xinhua) — La reciente decisión del Gobierno de Perú de romper lazos diplomáticos con México, tras el otorgamiento de asilo político a la ex primera ministra del país andino Betssy Chávez, ha reabierto en América Latina el debate sobre los alcances del derecho de asilo y las normas internacionales que lo sustentan. Mientras Lima considera la medida mexicana una intromisión en sus asuntos internos, reiterada por el asilo que concedió en diciembre de 2022 a la familia del expresidente Pedro Castillo, el Gobierno de México ha defendido su tradición humanista y su apego al derecho internacional. TRADICIÓN HUMANISTA México ha mantenido, desde el siglo XX, una reconocida política exterior en materia de asilo político. “Es una larga tradición, arraigada en nuestra historia y en nuestros principios humanistas, y en apego estricto al derecho internacional”, explicó Roberto Velasco, subsecretario para América del Norte de la Cancillería mexicana. Recordó que la Convención de Caracas sobre Asilo Diplomático de 1954, así como el artículo 11 de la Constitución mexicana, respaldan la facultad del Estado para otorgar asilo a personas perseguidas por motivos políticos. Para el internacionalista y politólogo Jaime Tamayo, de la Universidad de Guadalajara, en el estado mexicano de Jalisco, la reacción de Lima “viola todos los tratados que existen en materia de asilo, tanto de carácter internacional como regional”. En diálogo con Xinhua, el especialista enfatizó que conceder asilo “no es una intromisión, sino un acto humanitario”, y que el Gobierno mexicano “ha actuado conforme a los principios de su política exterior, que son de respeto, solidaridad y defensa de los derechos humanos”. LA CONTROVERSIA Desde Perú, diversos analistas consideran que el asilo a Chávez interfiere con un proceso judicial en curso. El periodista Óscar Quispe, jefe de investigación de Perú21, afirmó que la ex primera ministra “venía siendo procesada por el delito de rebelión” y que, al refugiarse en la Embajada mexicana en Lima, “se abstrae de la justicia peruana”. Para él, “no se trata de una perseguida política”, sino de una persona que “se aprovechó del beneficio constitucional” de llevar su proceso en libertad al evadir audiencias judiciales. Sin embargo, otros expertos en derecho internacional sostienen una visión distinta. El docente Gustavo Arévalo, de la Universidad de Lima, explicó que el salvoconducto solicitado por México “debe ser respetado”, pues “no hay mucho margen jurídico de acción” del Estado peruano. La figura del asilo diplomático está regulada por la Convención de Caracas y por el artículo 36 de la Constitución peruana, que establece la obligación de aceptar la calificación del Estado asilante, indicó al medio radial peruano RPP. Mientras tanto, voces políticas en el Congreso peruano han mostrado su rechazo al proceder mexicano. La legisladora María del Carmen Alva calificó de inaceptable la actitud de “refugiar delincuentes”, insistiendo en que “México no debe ser refugio de quienes atentaron contra la democracia”. INTERPRETACIONES POLÍTICAS Para el académico Adalberto Santana, investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la ruptura “busca desviar la atención de las contradicciones políticas y sociales internas en Perú”. Tras la destitución y detención del expresidente peruano Pedro Castillo (2021-2022), “se han sucedido Gobiernos impuestos por el Congreso, lo que ha generado un descrédito institucional. Crear un conflicto con México es una forma de desviar esas tensiones”, afirmó en entrevista con Xinhua. A su juicio, los efectos de la ruptura serán limitados. “Las relaciones consulares y los lazos comerciales continuarán, y el respeto a los tratados internacionales prevalecerá”, indicó. En efecto, ambos países mantienen un tratado de libre comercio, vigente desde 2012, y son miembros activos de la Alianza del Pacífico. Según datos del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de Perú, el intercambio comercial bilateral superó en 2024 los 2.500 millones de dólares, reflejando un vínculo económico que trasciende las coyunturas políticas. UNA RELACIÓN QUE TRASCIENDE TENSIONES A pesar del actual impasse, ambos países comparten una historia de cooperación política, económica y cultural que difícilmente se verá anulada. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, subrayó el martes en su habitual conferencia de prensa matutina que el vínculo entre ambos pueblos “permanece a través de las relaciones consulares y económicas”. Expertos coinciden en que la ruptura diplomática deberá ser temporal y que las relaciones consulares y comerciales continuarán activas, en beneficio de ambos pueblos. Fin



