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El ruido y cómo nos afecta

El ruido y cómo nos afecta
Por: Alicia Yolanda Reyes
El ruido produce además trastornos del sueño, que van desde la incapacidad para conciliar el sueño, interrupciones constantes, o problemas para entrar en la fase profunda, lo que tiene como consecuencia, arritmias cardíacas, vasoconstricción, alteración del ritmo respiratorio y sobresaltos corporales.
De acuerdo con la OMS la exposición permanente al ruido tiene un impacto permanente en las funciones fisiológicas de los seres humanos.
El ruido interfiere en la comunicación humana, en ocasiones constituye una seria limitación social, que llega a generar problemas de personalidad y cambios de conducta.
Esta situación impacta de forma primordial a bebes y niños pequeños y a personas de la tercera edad.
A los bebés se les dificulta la adquisición de un lenguaje debido a la interferencia del ruido, y las personas mayores tienen un mayor riesgo de reducir su nivel auditivo, sufriendo de zumbidos temporales o permanentes y contribuyendo a un mayor aislamiento social.
La hipoacusia que es la pérdida de audición afecta cada vez a mayor número de jóvenes expuestos a niveles altos de música, y es una de las enfermedades irreversibles más frecuentes en este grupo de edad.
La OMS alerta sobre la contaminación ambiental, que es la tercera en importancia después de la del aíre y el agua, pero como no deja huellas visibles como las anteriores es más difícil de medir.
El ruido afecta a todas las personas, pero muchas no parecen percibirlo, sin embargo el daño al sistema auditivo está latente, aunque en ocasiones se tarden años en tomar conciencia del mismo.
Utilizar audífonos para escuchar música es una de las causas principales del daño acústico, y los jóvenes de manera automática necesitan subir cada vez más el volumen para “disfrutar de su música”, sin considerar el gran daño que se están haciendo.
¿CÓMO PREVENIR LA HIPOACUSIA?
Una buena manera es acostumbrarnos a escuchar música a niveles bajos.
Educar a niños y adolescentes para que cuando escuchen música, ya sea directamente o a través de audífonos el volumen sea menor al 60% de la capacidad de los aparatos de sonido, en especial si se usan audífonos.
Se puede disminuir el ruido que nos llega del exterior utilizando protectores para los oídos que disminuyan la intensidad.
Unos tapones de algodón que no aprieten demasiado ayudan a disminuir el ruido, cuando queremos descansar.
Hacerse revisar con frecuencia por un otorrino, mínimo una vez al año.
En ocasiones el profesional de la salud auditiva recomendará lavados de oído con té de manzanilla, o con otros productos para mantener los conductos auditivos en buen estado.
Pero lo más importante es evitar a exponernos a altos decibeles de música, o cualquier otro ruido que dañe nuestro aparato auditivo.