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¿Qué está pasando con las variantes de la COVID-19? Ya las tenemos cerca

Actualmente el SARS-Cov-2 ha presentado variantes de preocupación, ya que éstas han ocurrido en el mismo lugar del virus y en corto tiempo, haciendo que la misma sea más transmisible, de hecho, los últimos estudios parecen indicar que la variante de Inglaterra puede además ser más letal que el coronavirus original. 

El riesgo de estas variantes es que van siendo las predominantes y las vacunas que hasta ahora están funcionando, podrían, si siguen cambiando o mutando los virus, que más adelante no funcione o que requiramos una tercera dosis que cubra de mejora manera la prevención de esta nueva variante, por otro lado, estas nuevas variantes nos ponen en mayor peligro para poder controlar la enfermedad.

En América Latina, más de 24 países han encontrado estas variantes, en Centroamérica El Salvador y Costa Rica, ya las han identificado, en Nicaragua deberíamos hacerlo también porque existe la capacidad técnica y los equipos, además es parte de la vigilancia epidemiológica. Esta variante sur africana, reportada por el MINSA en San José, tiene la peligrosidad de que además de ser más transmisible, algunas vacunas no la controlan totalmente y además modifica nuestro sistema de defensa o sea son más inteligentes para atacar al ser humano.

¿Cuál es el peligro que tenemos en Nicaragua? Seguir ignorando a la epidemia, creer que aquí no habrá problema, continuar de forma irresponsable promoviendo molotes y aglomeraciones de gente, siendo esto lo más grave que podés hacer porque aumentas el contagio y además recordemos que el 35% tendrá daños permanentes en su salud después de haber padecido la COVID-19, de hecho estudios en Barcelona están planteando un 55% de personas que tuvieron el covid con o si síntomas quedan con covid persistente.

Si no dejamos de hacer aglomeraciones estamos promoviendo que las variantes también se movilicen, se distribuyan en más gente, estamos sembrando la semilla por todos lados y vamos a cosechar una pésima salud para el futuro mediato de buena parte de nuestra población. Así que usted valore y decida si va a seguir poniéndose en riesgo, al igual que a su familia.

¿Qué debemos hacer? 5 +1 y vacunar lo más rápido posible.

Pruebas de laboratorio para confirmar si tengo la COVID-19 ¿cuál es la importancia?

Estamos enfrentando el problema más grave de salud en los últimos 100 años, la pandemia del COVID-19 que nos ha trastocado totalmente nuestra vida familiar, social y económica. Prácticamente no hay área del entorno humano que no haya sido impactada por esta nueva enfermedad.

Sabemos que la prevención es lo más importante y que el tratamiento está basado en los síntomas o malestares que presente el paciente, siempre educando, recomendando medidas higiénicas y explicando si requiere o no medicamento y en caso de que sí, cuánto, cómo y con qué debe tomárselo.

En medicina el diagnóstico, es recabar datos para analizarlos e interpretarlos, lo que permite evaluar la condición de la persona, conocer sus capacidades y contribuir a definir la causa para brindar un tratamiento y rehabilitación colaborando a que recupere su salud y no vuelva a caer en lo mismo a través de medidas de prevención.

El diagnóstico se basa en interrogatorio a profundidad y un examen físico, se identifica clínicamente la enfermedad o enfermedades posibles y se confirma auxiliado por exámenes de laboratorio, de imágenes y otros medios tecnológicos. En Nicaragua la mayoría de los diagnósticos del COVID-19 lo hacemos de forma clínica o como sospecha de COVID-19, para confirmarlo se requiere la prueba de laboratorio, actualmente centralizada por el MINSA y prohibida a la empresa privada.

Cada país centroamericano ha realizado el año pasado, entre 293 mil hasta 1.3 millones pruebas de PCR o prueba molecular, en Nicaragua no sabemos cuántas, ni tenemos de forma pública ni en tiempo real los resultados a diferencia del resto. Al no contar con el acceso a las pruebas ni a sus resultados, nuestra población pierde tremendamente porque no modifica sus prácticas higiénicas, al creer que el comportamiento de la epidemia aquí es la excepción en el mundo, su alerta y su sentido de riesgo se congela, con el consecuente incremento de riesgo del contagio, desconoces tu estado de salud, no se te confirma tu diagnóstico, poniendo sin que lo quieras en riesgo a tu familia, colegas y clientes, así como a tu propia comunidad, ignoras la realidad y aceptas las muertes como un destino inevitable, cuando la mayoría de las muertes son evitables, mantenemos un subregistro que no ayudará a prevenir ni a controlar la epidemia y esto causará más enfermos, complicados así como fallecidos y al menos la tercera parte de la gente, quedará con daños permanentes en su salud, disminuyendo la calidad y expectativa de vida. Si no hay examen no podrás aislar al enfermo y orientar cuarentena a los contactos, para cortar la cadena de transmisión.

Es una obligación del gobierno y un derecho ciudadano tener acceso a la prueba y sus resultados de forma transparente, alertar y educar a la población para poder incorporar nuevos hábitos higiénicos que nos permitan prevenir y controlar la enfermedad.

Por qué el personal de salud debe vacunarse primero con la vacuna contra la COVID-19

La salud se ha vuelto en el último año un tema de conversación cotidiano, ojalá esto nos ayude a promoverla con estilos de vida más saludables, comer más vegetales y frutas, hacer ejercicio, aumentar la recreación sana que nos disminuya el estrés y fortalecer las medidas higiénicas que prevengan enfermedades, así como ser más riguroso en el cuido de nuestra salud y la de los demás.

Esta pandemia ha incrementado el esfuerzo físico y mental del trabajador de la salud, en nuestro país se han enfermado al menos 800 y fallecido 119, cifra que por supuesto es menor que la realidad. Lo lamentable es que la mayoría son muertes evitables si se hubiesen tomado las medidas de prevención y asegurado los equipos de protección básicos, fuimos lamentablemente el único país donde más bien se prohibió por las autoridades gubernamentales auto protegerse.

Investigaciones reflejan que el personal sanitario tiene 7 veces más riesgo de contagiarse por la característica de su entorno laboral, mayor concentración de virus, menor distanciamiento físico, poca ventilación, mucho contacto entre ellos y con los pacientes, tiempos prolongados de exposición, insuficiente equipo de protección y muy poca educación sobre la peor enfermedad que hemos tenido en más de 100 años.

También tenemos que recordar que un médico atiende un promedio de 50 pacientes al día, y éstos se ubican en sala de espera de las unidades de salud, donde también pueden contagiarse al igual que en los flujos de pacientes donde no se respeta el distanciamiento físico.

Imagínese con la jornada de vacunación, miles de trabajadores visitan casas y vacunan personas sin tomar las medidas de prevención, así que además del riesgo que corren también son transmisores del coronavirus, por ello y por todo lo expuesto anteriormente, en el mundo, se prioriza vacunar primero al trabajador de salud, sin embargo, el gobierno de Nicaragua hace caso omiso de esta recomendación, además de no reconocer el esfuerzo de las y los trabajadores de salud nicas.

Por tanto, vale la pena este pequeño artículo donde se brindan argumentos de porque sí vacunar al trabajador de salud primero, además no se desatiende a quien va a cuidar de tu vida en tiempos de pandemia, es enterrarte de antemano, todavía hay tiempo para que las autoridades de salud rectifiquen.

Oportunidades perdidas y la COVID-19, muy bien gracias

Se le conoce como oportunidad perdida, cuando una persona visita una unidad de salud y no se capta de forma precoz alguna patología que puede tratarse prontamente, no impidiendo su evolución dañina y las complicaciones que pudiese traer.

Algunos ejemplos de oportunidades perdidas son: que usted visite una unidad de salud y no le tomen la presión arterial, no le midan la talla ni el peso, que no le revisen su carnet de vacunación o que no lo eduquen en salud. Por eso una máxima en salud es evitar las oportunidades perdidas, pues las mismas el paciente posteriormente las paga caro, por un descuido del trabajador y la institución de salud correspondiente.

Veamos ejemplos de la COVID-19 que son oportunidades perdidas: no asumir que estamos en epidemia; que han fallecido miles de personas que nunca deberían haber muerto porque eran prevenibles y probablemente curables; que tenemos nicaragüenses con covid persistente que presentan daños que les impiden llevar su vida normal: que seguimos sin una respuesta nacional conjunta de la sociedad civil y del gobierno contra la enfermedad que ha hecho el mayor daño en el mundo en los últimos 100 años; que no le digamos a la gente la situación real de la epidemia para que pueda valorar sus riesgos y tomar las medidas de prevención pertinentes; no se ha promovido la notificación de personas enfermas con COVID-19 para ayudar a controlar la enfermedad, al contrario, se ha estigmatizado la enfermedad y mucha gente por temor la oculta y se ocultan las causas de fallecimiento.

No estamos haciendo suficientes exámenes de laboratorio, única manera de identificar a las personas que tienen el virus y aislarla, así como investigar cuáles han sido sus contactos o personas con la que se ha relacionado a menos de 2 metros de distancia para que guarde cuarentena o esté separado al menos 3 metros de distancia del resto de su familia, durante 10 días, para poder cortar la cadena de transmisión de la enfermedad; no contamos con una campaña permanente educativa en la cual se promueva la participación activa de la población para prevenir y controlar esta  epidemia y ahora que contamos con vacunas, que son partes de las medidas de prevención, éstas se mantienen almacenadas en vez de aplicadas en el hombro de una persona que tenga mayor riesgo por exposición, como los trabajadores de salud y de fallecer como son las personas con enfermedades crónicas.

Tener 335,000 dosis de vacuna contra la COVID-19 y no aplicarlas es una enorme oportunidad perdida, son vidas que no estamos protegiendo y muertes que no estamos evitando. Nuestro país tiene la capacidad de vacunar 11,500 personas diariamente, para que en un mes se cubra apenas una parte de la población que lo necesita y luego en los siguientes meses aplicar las segundas dosis, para quedar protegido contra la enfermedad según el porcentaje de eficacia de la vacuna, recordando que necesitamos llegar al 80% de la población, lo más rápidamente posible, para que nos sea más fácil el control de la epidemia. 

La vacuna es un derecho humano, pero debe exigirse al gobierno que se vacune a la mayor cantidad de gente en el menor tiempo posible.  Esto es solidaridad y amor real. El gobierno está obligado por ley a proteger la salud de la población nicaragüense.

Si demostramos nuestra capacidad de respuesta, estoy seguro, que países desarrollados que han comprado más del doble de vacunas que las que necesitan, las donarán a los países que demuestren ser eficientes y transparentes en el manejo de la pandemia, lo cual nos ayudaría a completar más rápidamente nuestras necesidades. Aprovechemos esta situación y no dejemos que se convierta en una oportunidad perdida.

Mitos sobre la COVID-19 que debemos aclarar

La vacuna controlará la epidemia de la COVID-19: no la controlará hasta que se alcance a vacunar al 80% de la población y aún no llegamos al 3% y con una sola dosis, hasta que tengamos dos dosis, un mes después, estaremos protegidos contra la forma grave de la enfermedad, y recordemos que no todo el que se vacuna está protegido, por lo que es importante continuar con las medidas de prevención.

 Ya en Nicaragua tenemos inmunidad de rebaño: ningún país la tiene, además es muy difícil ya que la COVID-19 se repite y además las nuevas variantes del virus podrán infectarte, aunque ya te enfermaste antes.

Mitos sobre covid-19

Aquí estamos en molote y nada nos pasa: claro que sí, mucha gente queda contagiada, lo que pasa es que el 80% de los niños y el 45% de los adultos no presentan síntoma o malestares, pero entre el 35% al 70% pueden tres meses después presentar daños o secuelas que afectan el cerebro, corazón, pulmones, riñones y otros, disminuyendo la calidad y expectativa de vida, esto ya lo vemos en Nicaragua en varios casos. Estamos sembrando el virus y cosecharemos enfermos, complicados, muertos y dañados.

En los buses no nos pasa nada: ahí tenés mucho riesgo de contagiarte, primero porque el chofer, ayudante y pasajeros entran sin mascarilla, las ventanas no están abiertas por lo tanto no está ventilado, nadie se lava las manos 40 segundos con agua y jabón ni con alcohol gel, entonces las superficies están contaminadas, la gente se sienta y está de pie totalmente pegados sin guardar la distancia de al menos 2 metros entre persona y persona, tenemos ahí todas las condiciones similar a estar en molotes.

En Costa Rica pasa, pero aquí no: aquí sí nos pasa, lo que sucede es que no se comparte ni es pública la información, lo que tenés es una campaña y lo ves en las autoridades nacionales y municipales que disminuyen el impacto de la epidemia y la politiza diciendo que es alarmista, la prevención es lo correcto, el mundo lo ha demostrado y en Nicaragua tenemos que aprender, si no aceptamos que estamos en epidemia se disminuye falsamente el riesgo y la gente no toma las medidas de prevención, se enferma y contagia a otros con la consecuente disminución de tu salud.

Yo tomo tratamiento preventivo: este no existe, si usted está tomando algo le están mintiendo, ni la ivermectina, ni la hidroxicloroquina ni ningún otro medicamento químico ni natural le sirve. Y recuerde automedicarse es un error, va en contra de su salud.

No es mi responsabilidad: claro que sí, es responsabilidad individual, familiar, comunitaria y gubernamental. Si yo me cuido te cuido a vos, a mi familia y a mi comunidad. Si yo no envío a mi hija enferma a la escuela o a la universidad, estoy protegiendo a los otros estudiantes y docentes. Si yo no participo en molotes me cuido a mí y a los demás, controlo mi salud. Recuerde que usted tiene el poder de producir salud o diseminar enfermedades, seamos responsables y exijamos que todos y todas lo sean.

Consejos para vacunarse contra la Covid-19

Como todo en la vida, es importante estar informado para tomar decisiones adecuadas, lo felicito porque sé que se va a vacunar, así que permítame darle unos sencillos pero importantes consejos.

Antes que se vacune, debe ir debidamente desayunado o almorzado, bien hidratado, con ropa floja, camisa fácil de subir la manga, haber tomado sus pastillas si es paciente crónico, visitar el lugar de vacunación acompañado, para que lo cuiden, orine antes, vaya con calma y con mucha paciencia, lleve al menos dos mascarillas descartables o de tela de 3 capas, si no se siente seguro puede usar, para mayor protección la N95, KN95 o bien póngase la mascarilla quirúrgica descartable y arriba de ella la de tela de 3 capas. Lleve agua para tomar y para lavarse las manos, con un pedazo de jabón y su toallita de manos o alcohol gel. Lleve papel higiénico y un abanico de mano. No es necesario que tome previamente ningún medicamento por si acaso le da una reacción. Si usted está con fiebre o con la COVID19 no asista pues no lo vacunaran y sería un peligro para el resto de la gente ya que podría contagiar a muchos.

Durante la vacunación, intente estar al menos 2 metros de distancia con la otra persona, busque la sombra, averigüe dónde quedan los baños en caso lo necesite, siga las instrucciones del personal que lo atiende, pida que le anoten en un papel su presión arterial y guárdela bien, si su presión arterial no es cercana a 120/80 vaya a la unidad de salud para que se la tomen diario y anoten fecha y hora durante una semana. Le harán firmar un documento, que no lo obliga a usted a nada, no se preocupe, le enseñaran el frasco en el MINSA y le aplicarán la vacuna, luego lo llevarán a un asiento y esperará media hora, sea disciplinado, no se vaya antes, esto es una medida de precaución por si le da alergia u otro síntoma. Si siente algo raro dígaselo al personal de salud en ese momento y pida un número en caso de que presente reacciones posteriores a la vacuna.

Después de la vacunación, si siente algo que no es normal en usted, avise al MINSA si le dieron donde llamar o llame al 132, si presenta dolores de cabeza, fiebre, dolor en el cuerpo, ardor en la garganta, tome un par de tabletas de Acetaminofen con un vaso entero de agua. Estos síntomas no deben durar más de dos días, si continua asista a una unidad de salud en ese momento o luego si usted siente algo que no había sentido antes.

Todas estas son medidas de prevención, recuerde que antes y después de ser vacunado, con la primera y la segunda dosis, usted deberá continuar con las medidas de prevención de 5 +1 (estar al menos a 3 brazos de distancia de las otras personas para no respirar el virus, no tocarse ojos, nariz ni boca porque por ahí puede entrar también el virus, lavarse las manos con agua y jabón por al menos 40 segundos para destruir al coronavirus, usar mascarilla si sale y careta facial para ponerle barreras de entrada y salida y estar siempre en lugares ventilados, donde se lleve al microbio o se diluya y exista una menor carga viral, evite aglomeraciones y molotes. La prevención está en sus manos, recuerde que esta enfermedad deja daños permanentes meses después de padecerla, protéjase y proteja a los demás con estas medidas básicas de higiene.