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Para mí, el golpe más fuerte fue cuando mi hijo/a cambio su acta para aparecer como varón

En ese momento sentí que había perdido a mi hija para siempre.

Por Alicia Yolanda Reyes.

Diana es madre de dos chicos, el mayor vive fuera del país con su esposa, el más chico tiene 24 años, cuando nació fue registrada como Claudia, ella y su esposo se sentían felices, tenían su parejita, niño y niña.
Conforme fue creciendo Claudia, empezó a notar que había cosas que no se esperaban de una niña, se negaba a ponerse aretes y usar ropa femenina, se inscribió en deportes considerados masculinos
Le compraba blusitas y adornos para el pelo y se negaba a ponérselos.
Yo tenía la suscripción de la revista National Geographic y un número lo dedicaron a la diversidad sexual, mi hijo la tomó, la leyó con avidez y me dijo “esto es lo que me pasa a mí. Yo soy eso”. No me siento mujer, me siento hombre.
Fue un golpe muy duro, todos mis sueños se vinieron abajo, pero me quedaba claro que el amor hacía él o ella, “estaba por encima de todo”.
Un día me dijo “todo lo que has pensado de mí, no es tal”, y me explicó lo que era la diversidad sexual y la vivencia de género, “nos recomendó a su padre y a mí asistir a un grupo de apoyo, que se llama “Familias en la Diversidad Sexual”.
Ahí escuchamos varios testimonios, eso me afectaba mucho, de ahí nos recomendaron un lugar en la ciudad de México para el cambio de nombre lo acompañé y nos explicaron que era un paso que no tenía vuelta atrás, a pesar de eso le apoyé.
Una de las cosas que nos hicieron saber es qué si tenía cualquier problema con la autoridad, así fuera un choque y lo detenían lo recluirían con varones, y corría el riesgo de ser violado, que ya tenían algunos casos así, pero nada lo hizo desistir.
Otra de las cosas que me preocupan es lo de las hormonas, ya que nos han informado que dañan el hígado y tiene riesgo de muerte prematura, los dos meses que se las inyectó le hicieron una reacción muy fuerte.
Por lo pronto la suspendió, no sé qué pasará en un futuro.
Las chicas y chicos que optan por el cambio de sexo,no parecen medir esos riesgos, es algo que me preocupa mucho.
También se le ha explicado que no podrá procrear, “ni como hombre, ni como mujer”.
Hace unos días Jorge, así se llama ahora, me dijo, “Se que tienes muchos deseos de tener nietos, mi hermano mayor y su esposa no lo contemplan en el corto plazo, así que a lo mejor yo me animo y me embarazo”.
No se que pasara en el futuro, lo único que sé, es que su padre y yo le apoyaremos en todo lo que decida, porque por encima de todo está el amor que le tenemos, concluye Diana (aliciayolandar@hotmail.com)

Nacer En El Cuerpo Equivocado.

Por Alicia Yolanda Reyes.

Martha es una profesional de la comunicación, hace 26 años se convirtió en madre de una niña. “mi idea era no tener más hijas, ya que mi labor en el periodismo, los constantes viajes y el trabajo demandante de mi esposo, nos hacía querer una familia pequeña”.
Cuando mi hija cumplió tres años empezó a pedirnos una hermanita. “No me visualizaba como madre de un varoncito, así que buscamos a expertas en procreación que nos aconsejaran la mejor fecha para buscar una nena”.
Después de algunos meses “quedé embarazada, los primeros estudios indicaban que era del sexo femenino, así que mi esposo y yo nos sentimos felices.”
Durante el crecimiento “de mi hija menor empecé a observar que ella prefería vestir de pantalón, playeras holgadas, y rechazaba los vestidos, adornos para el pelo, los juguetes considerados para niñas, mientras que su hermana cuatro años mayor era todo lo contrario”
No le daba mucha importancia a ese comportamiento, “pensaba que cuando fuera creciendo vestiría de otra forma”.
Cuando terminó la prepa “decidió irse a vivir a la capital del país con una tía, ahí entró a estudiar e inició tratamiento hormonal para modificar su cuerpo”.
Además de su tía, su hermana mayor estaba enterada de los planes de mi hija, después de varios años y cuando el cambio de sexo estaba muy adelantado “vino a hablar con nosotros. Mi esposo y yo y estábamos separados pero la relación era buena”.
“Fuimos a comer y ahí nos contó lo que estaba sucediendo, de como desde pequeña se había sentido como una extraña en su cuerpo, y que ahora se sentía realizada, tenía una identidad masculina y un acta de nacimiento que así lo indicaba”
Mi hijo era un joven profesionista, que llevaba una vida diferente, incluso nos contó que tenía novia”.
Al principio “quedé con la mente en blanco, empecé a hilar detalles de la adolescencia, de quién ahora se llama Ricardo”
Su hermana que había estado al tanto de toda la situación pidió comprensión, y sobre todo que prevaleciera el amor y el apoyo para su hermano.
No fue fácil aceptar ese cambio, “su papá estaba mudo, lloramos ambos, sin poder asimilar que estaba pasando”
Fuimos a terapia familiar para tratar de asimilar la situación. Recuerdo ese sentimiento de pérdida de nuestra hija, recordar desde que la engendramos, su nacimiento y la alegría de tener una hija sana.
Durante más de dos años “no toqué el tema con nadie, ni con mis amigas más cercanas, el hecho de que viviera en otra ciudad me permitía evitar dar explicaciones.”
Algunas amigas que lo vieron me preguntaban si era lesbiana, Yo callaba hasta que empecé a contarles cual era la situación.
Lo que siempre tuve claro es que con el cuerpo e identidad que tuviera yo le seguiría amando, empecé a informarme más sobre diversidad sexual, y entendí que mi hije debió haber sufrido mucho sintiéndose en un cuerpo equivocado y que lo en este momento necesitaba de mi parte era la aceptación y amor incondicional.
Actualmente sigue con su terapia hormonal, le empezó a crecer un pequeño vello en la cara, se dice feliz con su nueva vida y eso es suficiente para mí y su padre.
En estos casos lo que queda es apoyar y amar incondicionalmente a nuestros hijos e hijas, señala Martha quien ha debido tomar terapia psicológica y leer sobre el tema para poder superar esa pérdida y reiniciar una nueva relación con “su hijo”.
Casos como el de Martha son más comunes de lo que se piensa, la mayoría de las veces estas chicas/os deben sufrir en silencio, e incluso reciben agresiones de parte de la familia, no son pocos los casos en que les internan en un hospital psiquiátrico, “tratando de curarles”.
A Martha y la familia les falta mucho camino por recorrer, pero el amor por su hijo permitirá que sanen las heridas y acepten la situación.
Este 17 de mayo se conmemoró El Dia internacional contra la homofobia y transfobia, de ahí el interés de ofrecer estas historias que ayuden a comprender mejor las expresiones de la diversidad sexual y de que manera impactan en la familia y las chicas/os (aliciayolandar@hotmail.com)