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WASP-76b, el planeta donde llueve hierro

WASP-76b es un exoplaneta (planeta de fuera de nuestro sistema solar), situado a unos 640 años-luz de la Tierra. Fue descubierto en 2016. Se trata de un planeta gigante gaseoso.

Este planeta orbita a su estrella (más caliente que el Sol), a una distancia tan corta que da una vuelta entera a su alrededor en tan solo 1,8 días terrestres.

Como es previsible, dicha cercanía hace que reciba una cantidad colosal de luz y calor.

Debido a ello, las temperaturas en ese mundo son muy altas. La del hemisferio diurno es tan elevada que el hierro se vaporiza. En la cara nocturna, un poco más fría, el hierro arrastrado por un fuerte viento se condensa y luego cae del cielo como lluvia.

Ahora una investigación revela que este infernal mundo puede ser aún más ardiente de lo que se pensaba.

Un equipo internacional, dirigido por científicos de la Universidad Cornell en Estados Unidos, la Universidad de Toronto en Canadá y la Queen’s University de Belfast en Irlanda del Norte, Reino Unido, ha descubierto señales espectrográficas inequívocas de calcio ionizado en el planeta, lo que sugiere una temperatura atmosférica más alta de lo que se pensaba, o la existencia de vientos muy fuertes en la atmósfera superior.

El descubrimiento hecho por Emily Deibert y sus colegas se logró gracias al uso de espectros de alta resolución obtenidos con el observatorio astronómico Gemini Norte, ubicado cerca de la cumbre del Mauna Kea en Hawái, Estados Unidos.

El estudio se titula “Detection of Ionized Calcium in the Atmosphere of the Ultra-hot Jupiter WASP-76b”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal Letters. (Fuente: NCYT de Amazings)

Proponen un método de análisis rápido para encontrar huellas biológicas en Marte

Un equipo de investigación de la Universidad de Málaga en España ha validado el uso de un sistema para detectar compuestos orgánicos en las rocas del Planeta Rojo. En concreto, proponen el uso de un instrumento llamado LIBS incorporado en el robot Perseverance ampliando sus funciones. Si ahora detecta y analiza materia inorgánica en la superficie marciana, además, señalaría restos orgánicos, con lo que se identificaría la presencia de vida en algún momento de la historia marciana.

El rover robótico Perseverance se lanzó al espacio en julio de 2020 con el objetivo de recolectar y analizar muestras de la superficie de Marte utilizando un conjunto de tecnologías de análisis entre las que se incluye LIBS. En el estudio, los expertos confirman que este modelo de análisis de materiales puede ser también una buena opción para confirmar la presencia de huellas biológicas en el planeta vecino de una manera rápida y eficaz.

Además, el Perseverance analiza rocas que se encuentran hasta a 7 metros de distancia, lo que multiplica las posibilidades en la recogida de muestras que puedan estar inaccesibles. “Concretamente, el sistema consiste en la emisión de un haz de luz pulsada sobre cualquier superficie de manera que la temperatura evapora el material que contiene y queda disponible para conocer su composición atómica con gran precisión”, indica a la Fundación Descubre el investigador José Javier Laserna, de la Universidad de Málaga y coautor del estudio.

La composición química de las rocas es siempre similar. Lo que distingue a un tipo de otra es el porcentaje de los elementos que contienen, la estructura y su organización atómica. Si en algún momento de su formación o erosión se hubiera incluido en ellas algún material orgánico, habría dejado una huella. Esta biofirma es lo que los expertos pretenden rescatar eliminando la posibilidad de obtener resultados confusos por la interacción de los compuestos atmosféricos que podrían intervenir en la recogida de las muestras mediante LIBS.

Así, los expertos proponen este sistema como una opción válida en la búsqueda de restos de carbono, hidrógeno y nitrógeno en sus múltiples fórmulas en la superficie de Marte. Concretamente, para la detección de radicales como el cianógeno (CN), el carbono dímero (C2) o los aminos (NH). Si se encontrara en Marte alguna de estas moléculas significaría que existieron compuestos nitrogenados, aromáticos o aminas, moléculas orgánicas que determinarían la presencia en el pasado de alguna forma de vida.

in embargo, reconocer residuos orgánicos en materiales mediante la técnica LIBS puede verse afectado por diversas circunstancias. Por ejemplo, el dióxido de carbono (CO2) presente en la atmósfera marciana interacciona con los gases emitidos de los materiales en el momento de la toma de la muestra por LIBS, lo que puede provocar confusión en los resultados.

Aún así, los expertos han demostrado en un espacio simulado en laboratorio la validez del sistema en la identificación de biofirmas en los materiales a pesar de la complejidad de las reacciones de la formación, fragmentación y evolución.

Una de las complicaciones que puede darse en el análisis de muestras es que se obtengan moléculas de carbono, pero que estén provocadas por agentes externos, como la propia atmósfera de Marte, rica en dióxido de carbono. Sin embargo, los expertos han demostrado que el perjuicio de los gases de la superficie es solo marginal y que la toma de huellas de compuestos orgánicos es fiable en la información que ofrece LIBS.

Para confirmar esto, el estudio probó LIBS con diversos gases de fondo, concretamente con la combinación de gases que conforman la atmósfera terrestre, gas CO2 puro y la combinación de gases que conforman la atmósfera marciana, actuando sobre distintos compuestos orgánicos. En la mayoría de los casos, los componentes atmosféricos y el carbono inorgánico están dentro de los límites para obtener una señal medible.

También observaron que el carbono atmosférico puede reaccionar con nitrógeno orgánico, lo que confirma la posibilidad de identificar la presencia de un compuesto biológico que contenga nitrógeno.

Aunque LIBS no es el método analítico idóneo para la identificación de moléculas orgánicas, en este caso se propone como el primero de los pasos para descubrirlas en Marte. El terreno tan accidentado del planeta hace que el Perseverance no tenga acceso a ciertos objetivos que puedan ser de interés. Sin embargo, LIBS permite, además de la obtención de datos de manera inmediata, la toma de muestras a una distancia de hasta 7 metros.

Si LIBS detecta la presencia de material orgánico habría que seguir profundizando en la composición con otros métodos más precisos como la espectroscopía infrarroja, con la que se obtendría un mapa más detallado de la muestra, y así concluir si realmente Marte tuvo vida o no en algún momento desde su formación.

El estudio se titula “Investigation on the origin of molecular emissions in laser-induced breakdown spectroscopy under Mars-like atmospheric conditions of isotope-labeled compounds of interest in astrobiology”. Y se ha publicado en la revista académica Spectrochimica Acta Part B: Atomic Spectroscopy. (Fuente: Fundación Descubre)