Archivos de la categoría Astronomía

Resuelven el enigma de una polarización aparentemente imposible en el espectro del Sol

Hace veinticinco años, se descubrió una enigmática señal al analizar la polarización de la luz solar con un nuevo instrumento, el ZIMPOL (Zurich Imaging Polarimeter). Esta misteriosa señal de polarización lineal se encuentra a la longitud de onda de la línea D1 del sodio, a 5896 ángstroms, donde según los números cuánticos de tal línea se esperaba polarización nula. Por lo tanto, la observación de tan enigmática señal fue totalmente inesperada y motivó un intenso debate científico.

El misterio aumentó dos años después, cuando la revista académica Nature publicó un estudio con una explicación que requería que los subniveles del nivel inferior de la línea D1 estuviesen desigualmente poblados.

Los resultados teóricos de tal estudio reproducían de forma espectacular la enigmática señal de polarización observada en la línea D1. Sin embargo, el mecanismo propuesto implicaba que la región de la atmósfera solar conocida como “cromosfera” no puede estar magnetizada, en seria contradicción con los resultados vigentes, que indican que las regiones en calma (fuera de las manchas solares) de la cromosfera solar están llenas de campos magnéticos con intensidades del orden de varios gauss.

Esto originó una seria paradoja, la cual ha supuesto un reto para los físicos solares durante muchos años, e incluso ha llevado a algunos científicos a cuestionar la teoría cuántica de las interacciones entre átomos y fotones.

En 2013 se alcanzó un primer hito hacia la resolución de la paradoja del sodio: Luca Belluzzi y Javier Trujillo Bueno descubrieron en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en España un nuevo mecanismo físico gracias al cual se puede producir polarización lineal en la línea D1 del sodio sin necesidad de que ello implique diferencias entre las poblaciones de los subniveles del nivel inferior de tal línea espectral. Sin embargo, el importante paso que dieron estos investigadores fue para el caso idealizado de un modelo de atmósfera solar sin campos magnéticos.

En el estudio titulado “Solving the paradox of the solar sodium D1 line polarization”, publicado recientemente en Physical Review Letters, la prestigiosa revista científica académica de la Sociedad Estadounidense de Física, Ernest Alsina Ballester, Luca Belluzzi y Javier Trujillo Bueno muestran la resolución de esta intrigante paradoja, que llevaba desconcertando a los físicos solares desde 1998. Este equipo de investigadores ha reproducido la enigmática polarización observada en la línea D1, en presencia de campos magnéticos del orden de varios gauss. Para conseguir este resultado, fue necesario realizar la modelización teórica más compleja de dicha señal realizada hasta ahora, teniendo en cuenta la acción conjunta de muchos mecanismos físicos complejos. Esto exigió tres años de trabajo, dentro del marco de una estrecha colaboración entre el Istituto Ricerche Solari (IRSOL) en Locarno-Monti (afiliado a la Università della Svizzera italiana) y el grupo POLMAG del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en Tenerife.

Los resultados publicados tienen consecuencias muy importantes. Las señales de polarización lineal, como las que se observan en la luz solar de la línea D1 del sodio, son de enorme interés dado que conllevan una rica información sobre los campos magnéticos presentes en la cromosfera solar, los cuales son muy difíciles de detectar. Esta región de la atmósfera solar, que se encuentra entre la relativamente fría fotosfera y la  extremadamente caliente corona (más de un millón de grados), es clave para solucionar algunos de los retos actuales de la física solar, incluyendo la comprensión y eventual predicción de los fenómenos eruptivos que pueden afectar seriamente a nuestro presente mundo tecnológico y digital. Se sabe que los campos magnéticos son el motor principal de la espectacular actividad dinámica de la cromosfera solar, pero nuestro conocimiento sobre su intensidad y geometría sigue siendo insuficiente. La solución de la paradoja de la misteriosa polarización de la línea D1 del sodio confirma la validez de la actual teoría cuántica de polarización en líneas espectrales, y abre una nueva ventana para explorar el magnetismo de la atmósfera solar en la presente nueva era de grandes telescopios solares. (Fuente: IAC)

Confirman acercamiento peligroso de asteroide a la Tierra

Washington, 13 ago (Prensa Latina) Bennu, un asteroide de 500 metros de diámetro, se acercará peligrosamente a la Tierra en 2135 a una distancia menor de la que nos separa de la Luna, confirmó hoy por primera vez la NASA.


Un comunicado de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA) advirtió que, aunque no será un impacto catastrófico, en años posteriores es muy posible una fatalidad.

Teniendo en cuenta la atracción gravitacional de nuestro planeta, podría alterarse la trayectoria del asteroide y ocurrir un choque violento en 2300 con una probabilidad aproximada de uno entre 1,750. En otras palabras, existe el 99,94 por ciento de posibilidades de que no ocurra ese tipo de evento, según los científicos.

Precisó la nota que pudieron identificar el 24 de septiembre de 2182 como la fecha más significativa en términos de un impacto potencial, con una probabilidad de impacto de uno entre 2700 (0.037 por ciento).

Aunque las posibilidades de que golpee la Tierra son muy bajas, Bennu es uno de los dos asteroides conocidos más peligrosos de nuestro sistema solar, enfatizó la NASA.

Recordó la publicación su descubrimiento en 1999 y orbita alrededor del Sol con un período de un millón mil 955 años. La Tierra se acerca a unos 480 mil kilómetros de su órbita entre el 23 y el 25 de septiembre.

El asteroide pasó a 0,0147 au (unidad astronómica) de la Tierra el 22 de septiembre de 1999 y seis años más tarde, el 20 de septiembre de 2005 se acercó a 0,033 au.

Los científicos recalcularon la trayectoria de ese cuerpo celeste utilizando observaciones realizadas por la nave espacial OSIRIS-REx de la NASA, que estuvo muy cerca del asteroide durante más de dos años y, además de recoletar una muestra de su superficie, proporcionó datos de precisión para predecir mejor su órbita.

Antes de salir de la órbita de Bennu el 10 de mayo de 2021, el vehículo recopiló información sobre su tamaño, forma, masa, y composición que entregará a la Tierra el 24 de septiembre de 2023, para una mayor investigación científica.

Descubren cuatro posibles planetas sin estrella

Últimamente se han vuelto muy comunes los descubrimientos de planetas que giran alrededor de otras estrellas. Sin embargo, un planeta de fuera de nuestro sistema solar no tiene que estar necesariamente en órbita a otra estrella o astro masivo. Los planetas sin estrella, llamados también planetas “errantes”, “nómadas” o “huérfanos”, no giran en torno a ninguna estrella sino que describen trayectorias más o menos constantes en torno al centro de la galaxia, como hacen las estrellas. Estos planetas “independientes” han sido un tema tocado por la ciencia-ficción, pero en los últimos tiempos han dejado de ser una mera especulación para convertirse en un hecho cada vez más aceptado como común.

Ahora, los resultados de un análisis de datos recolectados durante observaciones realizadas por el telescopio espacial Kepler de la NASA apuntan a la posible detección de cuatro de estos planetas sin estrella.

El estudio, llevado a cabo por el equipo internacional de Iain McDonald, antes en la Universidad de Manchester y ahora en la Universidad Abierta, ambas en el Reino Unido, utilizó datos obtenidos por el Kepler en 2016. Durante una campaña de dos meses, Kepler escrutó un sector del firmamento en el que hay millones de estrellas. Ese sector está cerca del centro de nuestra galaxia. El Kepler examinaba la zona entera cada 30 minutos en un intento de encontrar eventos de microlente gravitacional, bastante inusuales.

Las lentes gravitacionales son un efecto en la observación que se produce porque la presencia de masa deforma el tejido del espacio-tiempo y observando desde la dirección precisa se percibe una intensificación de la imagen comparable a la que ejerce una lente. El efecto es extremo alrededor de objetos muy masivos, como agujeros negros y galaxias enteras. Pero incluso los planetas solitarios pueden provocar un grado detectable de deformación, en su caso llamado microlente por resultar mucho más sutil.

Predicho por Albert Einstein hace 85 años como consecuencia de su Teoría General de la Relatividad, el fenómeno describe cómo la luz de una estrella situada al fondo puede ser ampliada temporalmente por la presencia de otras estrellas situadas en primer plano, desde el punto de vista del observador. Esto produce un efímero “estallido” de brillo. Se estima que aproximadamente una estrella de cada millón de estrellas de nuestra galaxia está visiblemente afectada por el fenómeno en un momento dado. Los casos de microlente causada por un planeta son aún más difíciles de detectar, con la tecnología disponible actualmente.

El análisis de los datos ha revelado 27 señales candidatas a microlente de corta duración que varía entre una hora y 10 días. Muchas de ellas se habían observado previamente en datos obtenidos simultáneamente desde tierra. Sin embargo, los cuatro eventos más cortos son nuevos descubrimientos que además concuerdan con lo que cabe esperar de planetas con masas similares a la de la Tierra.

Estos nuevos eventos no muestran una señal larga, como la que puede esperarse de una estrella cercana al planeta, lo que sugiere que estos nuevos eventos pueden indicar la presencia de planetas errantes. Estos planetas tal vez se formaron originalmente alrededor de una estrella anfitriona antes de ser expulsados de su sistema solar como consecuencia de un efecto de desestabilización orbital provocado por el tirón gravitatorio de otros planetas más masivos del sistema.

Confirmar la existencia y la naturaleza de planetas sin estrella será uno de los principales objetivos del Telescopio Espacial Roman de la NASA, y posiblemente del telescopio espacial Euclid de la ESA (Agencia Espacial Europea), ambos optimizados para buscar señales de microlente y a ser lanzados al espacio en un futuro no muy lejano.

En el caso del telescopio espacial Roman, unas simulaciones ejecutadas el año pasado por el equipo de Samson Johnson, de la Universidad Estatal de Ohio en Estados Unidos, permiten pronosticar que detectará cientos de planetas sin estrella.

El estudio realizado por el equipo de McDonald se titula “Kepler K2 Campaign 9 – I. Candidate short-duration events from the first space-based survey for planetary microlensing”. Y se ha publicado en la revista académica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.