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Otorgan el Princesa de Asturias a los creadores de vacunas contra el Covid-19

· Son protagonistas de uno de los hechos más destacados en la historia de la ciencia, dice el jurado

Madrid. Porque devolvieron la esperanza en mitad de un pandemia, al desarrollar en un tiempo extraordinariamente corto una vacuna que limitara, cuando no eliminará, los efectos de la enfermedad, se concedió el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica a sus creadores: Katalin Karikó (bioquímica), Drew Weissman (inmunólogo), Philip Felgner (inmunólogo), Uğur Şahin (médico), Özlem Türeci (médico), Derrick Rossi (biólogo) y Sarah Gilbert (vacunóloga).

El jurado quiso destacar que precisamente en unas condiciones tan adversas estos expertos fueron capaces de hacer realidad un hito científico que pasará a la historia.

En el acta del jurado, integrado por prestigiosos científicos y catedráticos españoles, se justificó la decisión en que los premiados son protagonistas de uno de los acontecimientos más destacados de la historia de la ciencia. Sus trabajos constituyen un excelente ejemplo de la importancia de la ciencia básica para la protección de la salud a escala global.

Además, advierten que con sus largas trayectorias en investigación básica han conducido a innovadoras aplicaciones como la obtención, en un tiempo extraordinariamente corto, de vacunas efectivas para luchar contra la pandemia de Covid-19. Así que tanto el desarrollo de la tecnología novedosa del ARN mensajero como la producción de vacunas basadas en adenovirus abren un camino de esperanza para su uso frente a otras enfermedades.

Derrick Rossi, desde su laboratorio, en Massachusetts, Estados Unidos, aseguró que es un gran honor ser elegido para recibir el premio. Supone una verdadera lección de humildad estar en compañía de científicos tan distinguidos como los galardonados presentes y pasados de este galardón. Mientras que Sarah Gilbert, desde su oficina en Oxford, añadió que es un honor recibir la distinción junto con otros que han trabajado tan duro para crear y desarrollar vacunas que están siendo usadas a gran escala para salvar vidas en todo el mundo. Juntos hemos marcado la diferencia.

La candidatura fue propuesta por Peter Lawrence, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2007.

Tanto Katalin Karikó, Drew Weissman, Philip Felgner, Uğur Şahin, Özlem Türeci, Derrick Rossi como Sarah Gilbert, de forma independiente han contribuido al desarrollo de alguna de las vacunas aprobadas hasta la fecha, todas ellas basadas en diferentes estrategias, que tienen la proteína S como blanco común. Ésta se encuentra presente en la superficie del virus que facilita su unión y entrada a las células.

Philip Felgner, hay que decirlo, es pionero en la utilización de microarrays de proteínas para entender de forma detallada cómo responde el sistema inmunitario a diferentes microorganismos infecciosos e identificar los mejores antígenos para usar en las vacunas y en pruebas diagnósticas. En 1985 descubrió y desarrolló la tecnología de lipofección, estrategia que consiste en la introducción de material genético en un liposoma para que pueda ser transportado y entrar en las células, un hallazgo que ahora resultó vital para la vacuna contra el Covid-19, ya que está presente en las nanopartículas lipídicas que sirven como vehículo de administración de los productos de ARN mensajero (ARNm).

Katalin Karikó es iniciadora en el estudio de las posibilidades terapéuticas de esta molécula, es considerada la madre de este tipo de vacunas. Junto al inmunólogo Drew Weissman, comenzó a trabajar en las basadas en ARNm y vieron que esta molécula provocaba fuertes reacciones inflamatorias porque el sistema inmunitario la detectaba como intrusa. Ambos lograron introducir pequeños cambios en la estructura del ARN para que estas reacciones no tuvieran lugar. Este avance sentó las bases para el uso de terapias de ARN y sus resultados sirvieron a Uğur Şahin y Özlem Türeci (BioNTech) y Derrick Rossi (Moderna) para el desarrollo de las vacunas basadas en ARNm que actualmente han sido aprobadas contra el Covid-19 y cuyo uso se puede extender a diferentes áreas de la medicina como el cáncer, las enfermedades autoinmunitarias o la regeneración de tejidos.

Finalmente, Sarah Gilbert ha sido otra de las personas que han trabajado para conseguir una vacuna frente al SARS-CoV-2. Su biológico, otro de los aprobados por las autoridades europeas hasta ahora (Oxford/AstraZeneca) está basada en un adenovirus que se utiliza como vector para introducir en las células el ADN que codifica la proteína S, estimulando así la respuesta inmunitaria.

El premio está dotado con una escultura de Joan Miró –símbolo representativo del galardón–, un diploma, una insignia y un premio económico de 50 mil euros (un millón 200 mil pesos).

El polen transporta las partículas del SARS-CoV-2 más lejos y facilita la propagación del virus

· Cada grano de polen puede transportar cientos de partículas de virus a la vez

La mayoría de los modelos que explican cómo se transmiten los virus se centran en las partículas virales que escapan de una persona para infectar a otra cercana. Un estudio sobre el papel de las partículas microscópicas en el modo de transmisión de los virus sugiere ahora que el polen de los árboles transporta las partículas de SARS-CoV-2 más lejos y facilita la propagación del virus, según publican sus autores en la revista ‘Physics of Fluids’.

Los investigadores de la Universidad de Nicosia (Chipre), Talib Dbouk y Dimitris Drikakis estudia cómo el polen facilita la propagación de un virus de ARN como el virus COVID-19 mediante enfoques computacionales de vanguardia para analizar la dinámica de los fluidos e imitar el movimiento del polen de un sauce, un emisor de polen prototípico. Los granos de polen transportados por el aire contribuyen a la propagación de los virus transmitidos por el aire, especialmente en entornos con mucha gente.

“Por lo que sabemos, es la primera vez que mostramos mediante modelización y simulación cómo los microgranos de polen transportados por el aire en una brisa ligera contribuyen a la transmisión de virus en el aire en multitudes al aire libre”, destaca Drikakis.

Los investigadores observaron una correlación entre las tasas de infección por COVID-19 y la concentración de polen en el Mapa Nacional de Alergias. Cada grano de polen puede transportar cientos de partículas de virus a la vez. Los árboles, por sí solos, pueden poner en el aire 1.500 granos por metro cúbico en los días más intensos.

Se pusieron a trabajar creando todas las partes productoras de polen de su sauce computacional. Simularon reuniones al aire libre de unas 10 o 100 personas, algunas de las cuales desprendían partículas de COVID-19, y las sometieron a 10.000 granos de polen.

“Uno de los retos importantes es la recreación de un entorno totalmente realista de un sauce maduro –apunta Dbouk–. Esto incluía miles de hojas de árbol y partículas de granos de polen, cientos de tallos y una reunión realista de una multitud de unos 100 individuos a unos 20 metros del árbol”.

Ajustando el modelo a la temperatura, la velocidad del viento y la humedad de un día típico de primavera en Estados Unidos, el polen pasó por la multitud en menos de un minuto, lo que podría afectar significativamente a la carga de virus transportada y aumentar el riesgo de infección.

Los autores señalaron que la distancia de 1,8 metros que se suele citar para las recomendaciones sobre el COVID-19 podría no ser adecuada para las personas con riesgo de contraer la enfermedad en zonas de gran afluencia de público con alto nivel de polen. Se podrían utilizar nuevas recomendaciones basadas en los niveles locales de polen para gestionar mejor el riesgo de infección.

Al tiempo que llaman la atención sobre otras formas de transmisión de COVID-19, los autores esperan que su estudio despierte un mayor interés por la dinámica de fluidos de las plantas.

A continuación, pretenden comprender mejor los mecanismos que subyacen a la interacción entre los granos de polen transportados por el aire y el sistema respiratorio humano en diferentes condiciones ambientales.

Más ensayos clínicos antiCovid-19 para niños y convalecientes en Cuba

La Habana, 18 jun (Prensa Latina). Un ensayo clínico dirigido a población pediátrica y otro a convalecientes figuran entre las nuevas investigaciones con los candidatos vacunales antiCovid-19 Abdala y Mambisa, dos de los cinco que se prueban hoy en el país.
Desarrollados por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el estudio destinado a niños y jóvenes de tres a 18 años llevará el nombre de Ismaelillo (1882), inspirado en el poema que dedicó a su hijo el intelectual y prócer independentista cubano José Martí.

La investigación pediátrica llegará en breve a ese grupo en la oriental provincia de Camagüey, luego de tres meses del inicio de la fase III del ensayo clínico con ese inyectable a más de 48 mil voluntarios y su administración en territorios y grupos de riesgo a causa del deterioro de la situación epidemiológica asociada a la Covid-19.

A la espera de la aprobación de la autoridad regulatoria, la fase I/II con el candidato vacunal Abdala en ese grupo poblacional será aleatorizado y en grupos paralelos para evaluar su seguridad e inmunogenicidad, explicaron sus creadores.

Serán tres aplicaciones en un intervalo de 0-14 y 28 días, pero con menor dosis, esta vez de 25 microgramos, precisaron.

La institución científica evaluará además en pacientes convalecientes de la enfermedad su segunda propuesta antiCovid-19, diseñada para vía de administración nasal.

Mambisa, como se denomina esta formulación, se probará en su fase I/II en cuatro grupos integrados por 30 voluntarios, a tres se les aplicará el producto nasal y al otro se le administrará el inyectable Abdala.

En la molécula de Mambisa se toma como antígeno la proteína AgsHB del virus de la hepatitis B con capacidad de estimular la respuesta inmune a nivel de mucosas, la primera barrera de enfrentamiento a un patógeno.

Científicos del CIBG a la par ultiman detalles para abrir los códigos del ensayo clínico con Abdala la próxima semana, a fin de conocer los sujetos que recibieron la formulación y quiénes integraron el grupo control (placebo), anunciaron en el programa radio televisivo Mesa redonda.

Sus homólogos del Instituto Finlay de Vacunas llevan adelante otro ensayo en población pediátrica iniciado el lunes último con un primer grupo de 12 a 18 años.

Mientras, están a punto de cerrar los esquemas de vacunación incluidos en la fase III de su molécula Soberana 02, que incluye también a Soberana Plus como refuerzo y para convalecientes.