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La OMS prueba tres nuevos medicamentos para tratar la COVID-19

Los tres fármacos, que pueden reducir el riesgo de muerte, han llegado a la fase final de ensayos clínicos y forman parte del programa para encontrar tratamientos efectivos contra la COVID-19. La agencia mundial de salud espera los resultados para fines de septiembre.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó el pasado miércoles que los medicamentos artesunato, imatinib e infliximab se empezarán a probar en pacientes con COVID-19 hospitalizados en 52 países.

Los datos de la agencia de la ONU indican que en recientemente se documentaron más de 203 millones de casos, con lo que el mundo rebasó la marca de los 200 millones de personas infectadas apenas seis meses después de que los enfermos de COVID-19 superaran los 100 millones.

La fase final de estas pruebas clínicas se inscribe en el ensayo Solidaridad sobre tratamientos contra la COVID-19 y se iniciarán en dos hospitales universitarios.

Necesitamos más herramientas

En una conferencia de prensa en Ginebra, el director general de la OMS subrayó la necesidad crítica de encontrar terapias más efectivas y accesibles contra la enfermedad producida por el coronavirus y subrayó que el objetivo de las terapias con los tres fármacos en cuestión es reducir el riesgo de muerte en los enfermos de COVID-19.

“Contamos ya con muchas herramientas para prevenir, probar y tratar la COVID-19, incluidos el oxígeno, la dexametasona y los bloqueadores de IL-6. Pero necesitamos más, para los pacientes en todos los extremos del espectro clínico, desde la enfermedad leve hasta la grave. Y necesitamos trabajadores de la salud que estén capacitados para usarlas en un ambiente seguro”, dijo el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Señaló que un panel independiente de científicos seleccionó esos medicamentos por su potencial para reducir el riesgo de muerte en personas hospitalizadas por COVID-19.

¿Para qué se utilizan actualmente los medicamentos?

La agencia de salud detalló que el artesunato es un medicamento para la malaria grave; que el imatinib se usa para ciertos tipos de cáncer, como la leucemia; y el infliximab se utiliza para tratar la enfermedad de Crohn, la artritis reumatoide y otros padecimientos del sistema inmunológico.

Las empresas farmacéuticas Ipca, Novartis y Johnson & Johnson donaron los medicamentos para el ensayo.

El ensayo clínico Solidaridad constituye la mayor colaboración mundial entre los 194 Estados Miembros de la OMS. En él participan miles de investigadores de más de 600 hospitales.

El año pasado se evaluaron cuatro fármacos durante el ensayo inicial de Solidaridad. Los resultados entonces mostraron que el remdesivir, la hidroxicloroquina, el lopinavir y el interferón tenían poco o ningún efecto en los pacientes hospitalizados con COVID-19.

Finlandia y Honduras son dos de los 52 países participantes en los ensayos actuales de Solidaridad.

Hanna Sarkkinen, Ministra de Salud de Finlandia, destacó que los ensayos clínicos tienen un gran potencial para salvar vidas.

“Pese a que hay unos 3.000 estudios clínicos sobre la COVID-19, la mayoría de ellos no son lo suficientemente extensos como para proporcionar información significativa. Necesitamos ensayos clínicos que permitan brindar mejores tratamientos para los pacientes con esa afección”, apuntó.

Trabajo en equipo

Por su parte, el profesor de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras e investigador jefe de Solidaridad en ese país, Marco Medina, consideró que ese programa de ensayos clínicos ha evidenciado que el trabajo de equipo es muy efectivo.

“Este tipo de proyecto puede ser un primer paso para establecer otras iniciativas para lidiar con la COVID-19, que en estos momentos es el principal problema sanitario del mundo, pero en el futuro cercano, podemos trabajar juntos para evaluar y enfrentar otros desafíos globales”, puntualizó el científico.

Medina consideró que COVAX es otra muestra crucial de la labor de equipo e instó a todos los países a luchar juntos también contra la desinformación y las noticias falsas sobre la COVID-19, que en muchos lugares impiden que avance la cobertura de vacunación y promueven la desobediencia de las medidas de salud pública. (Fuente: Noticias ONU)

Confirma Uruguay presencia de variante Delta del virus SARS-CoV-2

Montevideo, 1 ago (Prensa Latina) El Ministerio de Salud Pública de Uruguay confirmó hoy el contagio de al menos 43 personas con la variante Delta del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19.

A Montevideo pertenecen 26 de esos casos y los restantes están distribuidos en otros siete departamentos territoriales actualmente en zona amarilla de riesgo, después de descender del color rojo de alerta máxima.

Fuentes del organismo revelaron al diario El País que casi todos estos pacientes retornaron del exterior y resultaron positivos a los pocos días y también incluyen a contactos intrafamiliares

Autoridades de Salud Pública esperan que en los próximos días el número total de contagiados con la referida cepa aumenten y se pueda establecer cuantos de ellos recibieron dos dosis de vacunas inmunizadoras.

Consultado al respecto, el inmunólogo Álvaro Díaz dijo que el escenario sanitario en general se vuelve ‘más crítico’ con el arribo de la cepa Delta, ‘porque generó importantes rebrotes en países con altas tasas de vacunación’, como tiene Uruguay.

Con vista a una reapertura de fronteras en septiembre y un verano austral ‘abierto’, el gobierno aprobó días atrás la administración de una tercera dosis de refuerzo a las personas vacunadas con Coronavac, después de lograr el visto bueno de los científicos.

Soberana 02 más Soberana Plus de Cuba con eficacia ante la infección

La Habana, 20 jul (Prensa Latina) El esquema de vacunación antiCovid-19 de Cuba con dos dosis de Soberana 02 más una de refuerzo de Soberana PLUS muestra hoy una eficacia de 75.7 por ciento contra la infección, aseguraron especialistas.
‘Encontramos 21 casos con PCR positivo en el grupo vacunado (durante los ensayos clínicos), contra 78 casos en el grupo placebo; esto da una eficacia contra la infección de 75.7 por ciento’, detalló la doctora Dagmar García, directora de Investigaciones Clínicas del Instituto Finlay de Vacunas (IFV) durante su intervención en el espacio televisivo Mesa Redonda.

Como parte de la fase III de ensayos clínicos con estos dos candidatos vacunales, se probó un esquema de dos dosis de Soberana 02, uno de tres que incluyó a Soberana PLUS y un grupo placebo para evaluar las variables de enfermedad sintomática, enfermedad sistémica severa, la muerte y la infección.

La doctora Dagmar García agregó que esta última es una variable en la cual deben seguir profundizando.

Detalló que después de una dosis de Soberana 02 hay una eficacia de 39.8 por ciento en la prevención de la enfermedad sintomática, para la segunda dosis el resultado es de 65.6, y con la tercera (esta de Soberana PLUS) 91.2.

‘Las personas con el esquema de tres dosis, 14 días después de la última, tienen 91.2 por ciento menos de probabilidad de enfermar por Covid-19 que las personas no vacunadas’, aseguró.

De acuerdo con los resultados del primer informe intermedio de tercera dosis se confirmó el 91.2 por ciento ante la enfermedad sintomática y un 100 por ciento ante el padecimiento sintomático severo y la muerte (en estos últimos datos hay un reducido números de casos por tratarse de un reporte intermedio).

García Rivera también se refirió a los resultados obtenidos sobre eficacia clínica por estratos de edad y comorbilidades en la muestra de sujetos dentro del ensayo, en menores de 65 años se reporta de 92.3 por ciento, mientras en las personas mayores de 65 años el porcentaje es de 77.

Para los sujetos que no tienen comorbilidades con el esquema de tres dosis, la eficacia se incrementa a 96.7 por ciento, en tanto el de quienes presentan comorbilidades es de 83.1.

La fase III de este ensayo clínico se desarrolló en La Habana, en 48 puntos de vacunación pertenecientes a ocho municipios de la capital, territorio con la situación epidemiológica más compleja durante los meses de estudio, e incluyó una muestra de 44 mil 10 sujetos de entre 19 y 80 años.

‘Durante todo este período se ha estudiado la seguridad, inmunogenicidad, y efectividad de estos candidatos vacunales; después evaluaremos el impacto’, precisó la especialistas del IFV.

Estos son los factores de riesgo genéticos que pueden aumentar la gravedad del COVID-19

· Más de 3.000 investigadores trabajan en una red global para localizar qué factores genéticos están relacionados con la predisposición de infectarse, así como con la gravedad del virus.

Un equipo internacional de expertos ha identificado 13 zonas del genoma humano que están relacionadas con un mayor riesgo de contagiarse de COVID-19, así como con su gravedad, según recoge la revista ‘Nature’.

Son 3.300 investigadores los que han participado en la iniciativa ‘COVID-19 Host Genetics Initiative (Covid-HGI)’, una red global que agrupa datos de 61 estudios en 25 países para analizar más de 50.000 pacientes y dos millones de sujetos de control no infectados. Su objetivo ha sido determinar por qué algunas personas con coronavirus presentan cuadros graves y otras apenas desarrollan síntomas, con resultados que ahora aportan nuevos conocimientos sobre la influencia de la genética en esta enfermedad. 

Los investigadores ya sabían que algunos factores de riesgo, como la edad, el estado de salud o condicionantes socioeconómicos, pueden influir en la severidad de la enfermedad, pero por sí solos no explican la variabilidad en la gravedad.

Los genes localizados

Se ha constatado que de los 13 loci (localizaciones en el genoma) identificados por el equipo del Covid-HGI, dos tenían frecuencias más altas entre los pacientes de ascendencia de Asia oriental o del sur de Asia que en los de ascendencia europea, lo que subraya la importancia de la diversidad en los conjuntos de datos genéticos. 

En concreto, situaron uno esos dos loci cerca del gen FOXP4, que está relacionado con el cáncer de pulmón y cuya variante genética se encuentra con “mucha más frecuencia” en poblaciones asiáticas e hispanas/latinas, precisa Ganna. La variante FOXP4 asociada al coronavirus severo, prosigue, aumenta la expresión del gen, lo que sugiere que una posible estrategia terapéutica podría estar encaminada a inhibir el gen. 

Otros locus asociados a la gravedad del virus incluyeron el DPP9, un gen también implicado en el cáncer de pulmón y la fibrosis pulmonar, y el TYK2, que está relacionado con algunas enfermedades autoinmunes

Gracias a este extenso estudio, los investigadores también han identificado factores de riesgo causales como el tabaquismo y el alto índice de masa corporal, pero lo novedoso, insiste Ganna, es que “la genética, claramente, despeña un rol significativo en la covid”. “Es un factor más, tan útil para detectar riesgos como puede ser la diabetes tipo 2. Al combinar todos los factores disponibles, podemos mejorar las predicciones sobre susceptibilidad y gravedad”, añade.

Las vacunas también confieren protección contra la infección y la enfermedad, pero todavía hay margen sustancial para mejorar los tratamientos, resalta Ben Neale, coautor del estudio y codirector del Programa de Genética Médica y de Poblaciones en el Broad Institute (EE.UU.). Contar con opciones de tratamiento, arguye, podría ayudar a convertir la pandemia en una enfermedad endémica, más localizada y presente en menor medida entre la población, como ocurre con la gripe.

El enigma del alzhéimer: su incidencia cae un 16% cada década sin que exista ningún fármaco

· Mientras todos los tratamientos fallan, la ciencia muestra que la demencia no es una desgracia inevitable en la vejez, sino una enfermedad prevenible en casi la mitad de los casos

El cerebro que creó las series Verano Azul y Farmacia de Guardia reposa en formol en un estante en el madrileño barrio de Vallecas. El director Antonio Mercero vivió con alzhéimer los últimos años de su vida, pero siguió quedando con sus viejos amigos. Uno de ellos, el cineasta José Luis Garci, recordó en una entrevista que un día Mercero les dijo: “Me hace gracia lo que contáis, aunque no sé quiénes sois. Pero sé que os quiero mucho”. El creador, tras una década con demencia, falleció en 2018 a los 82 años y donó su cerebro a la ciencia. Quería que su materia gris ayudara a iluminar la conocida como “gran epidemia silenciosa del siglo XXI”.

El patólogo Alberto Rábano camina entre cerebros con cariño y respeto, como si los conociera a todos. Dirige el Banco de Tejidos de la Fundación CIEN, con más de un millar de órganos donados —incluido el de Antonio Mercero— dedicados a la investigación de las enfermedades neurológicas. El científico reflexiona sobre una gran paradoja: más de un siglo después del descubrimiento del alzhéimer, no se conocen sus causas y no existe ningún tratamiento. Nada. Y, sin embargo, la incidencia está cayendo en picado en los países ricos, a un ritmo del 16% cada década desde 1988, quizá gracias a factores como la educación y la salud cardiovascular, según un estudio de la Universidad de Harvard (EE UU).

“No sabemos la causa del alzhéimer y nunca la sabremos, porque no hay una causa, hay muchas”, afirma Rábano. Hasta ahora, los científicos se han centrado en dos grandes sospechosos. En los cerebros de las personas con alzhéimer, una proteína, llamada beta amiloide, se amontona entre las neuronas. Y una segunda proteína, denominada tau, forma ovillos dentro de las células cerebrales. Todavía no está muy claro el papel de estas moléculas en la enfermedad. Pensar que estas proteínas son las responsables del alzhéimer es como llegar a la escena de un crimen y creer que la sangre es la culpable del asesinato, en palabras del neurólogo David Pérez, del Hospital 12 Octubre, en Madrid.

La búsqueda de un tratamiento, sin embargo, ha estado centrada en limpiar la beta amiloide del cerebro. Todos los fármacos experimentales han fracasado hasta ahora, pero las autoridades de EE UU decidieron el 7 de junio autorizar el más reciente, el aducanumab, fabricado por la farmacéutica estadounidense Biogen con un precio de más de 40.000 euros por paciente al año. Es la primera vez que se aprueba un tratamiento que ataca las supuestas causas del alzhéimer: el aducanumab limpia la beta amiloide, pero no se ha demostrado que esto implique un beneficio clínico para los pacientes. Todavía no se sabe si funciona.

Rábano se detiene ante unos estantes que rompen la monotonía del banco de cerebros. “Este es de un león marino que hacía un show disfrazado de vaquero en el Zoo de Madrid”, explica señalando un bote. “Este es de un rinoceronte blanco. Lo tuve que sacar yo con un hacha”, rememora mostrando otro recipiente. Los cerebros de los animales viejos que mueren en el zoológico también acaban en el archivo de Rábano. Hay leones, ñúes, delfines, koalas, chimpancés, jirafas. El investigador muestra la imagen de un cerebro de tigre siberiano lleno de proteína beta amiloide. “En muchos mamíferos vemos cambios de tipo alzhéimer, pero no desarrollan la enfermedad”, explica.

El patólogo cree que una de las razones históricas del fracaso en la búsqueda de un tratamiento ha sido los errores en el diagnóstico. “El alzhéimer nunca está solo. Nos tenemos que meter en la cabeza que no basta con diagnosticar el alzhéimer”, explica Rábano. En el mundo hay unos 50 millones de personascon demencia, el 65% de ellas con alzhéimer, según la Organización Mundial de la Salud. Pero hay otras formas de demencia, que a menudo aparecen mezcladas: la vascular, la de cuerpos de Lewy, las taupatías, la encefalopatía LATE. Rábano invita a los ciudadanos a hacerse donantes de cerebro, para ayudar en la investigación. Algunos ensayos clínicos quizá fallaron porque se probaron fármacos contra el alzhéimer en personas que no tenían solo alzhéimer.

La neuróloga Raquel Sánchez Valle, del Hospital Clínic de Barcelona, es optimista. “Hemos cambiado de fase en la investigación del alzhéimer”, opina. Su equipo participó en el Engage, un ensayo clínico internacional con 1.650 pacientes para probar el polémico aducanumab. Los resultados no fueron concluyentes, pero la investigadora subraya que la eliminación de la proteína beta amiloide en el cerebro sí mejoró los indicadores asociados a la muerte neuronal, aunque no se llegase a observar una mejoría clara en los pacientes. “Necesitamos ensayos más largos, de mucho más tiempo”, explica.

El aducanumab es un anticuerpo monoclonal: son las defensas naturales de un anciano lúcido multiplicadas en el laboratorio. Sánchez Valle recuerda que en los próximos dos años habrá resultados de otros tres fármacos experimentales similares: gantenerumab (de la compañía suiza Roche), donanemab (de la estadounidense Lilly) y lecanemab (de la japonesa Eisai). “No podemos pretender pasar de no tener nada a curar el alzhéimer. El aducanumab es un primer paso. Y muchas veces el primer fármaco que llega no es el que se queda”, señala la neuróloga.

Otros investigadores son más escépticos. El neurólogo Michael Greicius, director médico del Centro para los Trastornos de la Memoria de la Universidad de Stanford (EE UU), cree que la aprobación del aducanumab puede incluso obstaculizar la investigación de otros tratamientos. “Los pacientes estarán menos dispuestos a participar en ensayos clínicos si ya están tomando un nuevo medicamento aprobado que creen que funciona”, alerta. El investigador recuerda además que el aducanumab provocó edemas cerebrales al 40% de los enfermos tratados con una dosis alta.

Joaquina García del Moral, una maestra jubilada de Motril (Granada), ha participado en el otro gran experimento internacional del aducanumab, el llamado Emerge, también con 1.650 pacientes. Sorprendentemente, mientras el ensayo Engage no observó mejoría clínica en los participantes, su gemelo Emerge sí sugirió una ralentización del 20% del deterioro cognitivo. A García del Moral, de 66 años, le diagnosticaron el alzhéimer cuando tenía 59. “Se me olvidaban los nombres de los alumnos y me perdía con el coche o caminando”, recuerda. “Tras cinco años de tratamiento con aducanumab llevo una vida normal y me siento capacitada para todo. A mí me ha cambiado la vida. Yo no sé si esto es discutible, no soy científica”, afirma.

Su neurólogo, Eduardo Agüera, sí deja la puerta abierta a otras explicaciones. “Lo más probable es que la mejoría de Joaquina sea atribuible al aducanumab, pero no es 100% seguro”, reconoce. Agüera, del Hospital Reina Sofía de Córdoba, también pide darle un margen al fármaco. “Si la alternativa es que no haya nada y dejar a las personas morir lentamente con una demencia y con el aducanumab sí hay una pequeña esperanza, pues fenomenal”, opina.

Joaquina García del Moral es miembro del Panel de Expertos de Personas con Alzhéimer, impulsado por la Confederación Española de Alzhéimer (CEAFA). La organización presiona a las autoridades para que el aducanumab se apruebe también en la Unión Europea. “Este medicamento tiene que salir sí o sí en Europa. Somos muchos millones de enfermos los que necesitamos este fármaco”, proclama la paciente.

La presidenta de la CEAFA, la socióloga Cheles Cantabrana, explica que la confederación recibió “con alegría” la aprobación del aducanumab en EE UU. “El sufrimiento que provoca el alzhéimer en las familias es muy grande y los costes son elevadísimos. Hay millones de personas sufriendo. Vamos a darles una oportunidad, ¿o son pacientes de segunda?”, se pregunta Cantabrana, cuyos padres murieron con demencia. Su organización calcula que en España el alzhéimer afecta a unos cinco millones de personas, entre pacientes y familiares cuidadores.

La Agencia Europea de Medicamentos ya está estudiando los resultados del aducanumab para valorar su posible autorización en la UE. Y la polémica está garantizada, en opinión del médico César Hernández, de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. “Es una discusión que dará mucho que hablar en Europa. Hay muchísima controversia sobre si las placas de beta amiloide realmente reflejan el avance de la enfermedad”, afirma. De los 104 fármacos experimentales que se están probando en el mundo contra las supuestas causas del alzhéimer, 16 están enfocados a la proteína beta amiloide y otros 11 a la proteína tau.

En protesta por la aprobación del aducanumab en EE UU, tres expertos dimitieron del comité independiente que asesoraba a la agencia reguladora de los medicamentos estadounidense. El neurólogo David Knopman, de la Clínica Mayo, fue uno de ellos. Antes de renunciar, había afirmado que era “indefendible” autorizar un fármaco sin beneficio clínico claro tras 18 meses de tratamiento. “En muchos aspectos, estamos ganando la guerra contra el alzhéimer, pero en una lucha a tan largo plazo no vamos a ganar todas las batallas”, reflexiona.

Knopman ha puesto el foco en los últimos años en “el enigma de la menguante incidencia de la demencia”. El número absoluto de casos aumenta, porque la esperanza de vida crece y cada vez hay más personas de edad avanzada, pero el porcentaje con alzhéimer en realidad está disminuyendo. Incluso en las autopsias de cerebros donados se ven menos acumulaciones de proteína beta amiloide. Los países ricos, obsesionados con encontrar un fármaco contra el alzhéimer, han conseguido reducir un 16% la incidencia de la enfermedad cada década sin darse cuenta.

Una comisión organizada por la revista médica The Lancet calculó el año pasado que modificar una docena de factores de riesgo puede evitar o retrasar el 40% de las demencias. Las 12 variables son la falta de educación, la hipertensión, la discapacidad auditiva, el tabaquismo, la obesidad, la depresión, la inactividad física, la diabetes, el aislamiento social, el consumo excesivo de alcohol, los golpes en la cabeza y la contaminación atmosférica. En América Latina, el porcentaje prevenible de casos de demencia alcanza el 56%, según los mismos autores.

Antonio Mercero dirigió una película sobre el alzhéimer —¿Y tú quién eres?(2007)— antes de sufrir él mismo sus consecuencias. En la presentación del filme, declaró: “Es tremendo. En este momento cualquier persona te dice que tiene a su primo con alzhéimer, otro tiene a su tío, otro a su padre. Es una cosa tremenda. Por todas partes aparece el alzhéimer ya”. La Organización Mundial de la Salud calcula que el número de personas con demencia se triplicará y superará los 150 millones en 2050. Evitando los factores de riesgo se podrían prevenir unos 40 millones de casos, sin necesidad de ningún fármaco milagroso. La neuróloga Raquel Sánchez Valle, de 50 años, cree además que el tratamiento llegará más pronto que tarde. Los países del G-8 se comprometieron hace ocho años a tener una cura o una terapia efectivacontra la demencia en 2025. “No tendremos una cura en 2025, pero sí espero ver un tratamiento eficaz antes de jubilarme”, afirma la médica. “Y no será el aducanumab”.

India registró otros 50 mil nuevos casos de Covid-19

Nueva Delhi, 27 jun(Prensa Latina) India notificó hoy un aumento de 50 mil 40 nuevos contagios de la Covid-19 para llevar la cuenta nacional a 30 millones 233 mil 183 habitantes afectados por la pandemia desde enero del año pasado.
Mientras, los enfermos de esta patología se redujeron a 586 mil 403, de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Salud y Bienestar Familiar.

La cantidad de muertos debido a la infección ascendieron a 395 mil 751 en el país, con las mil 258 personas que sucumbieron a la dolencia durante las últimas 24 horas.

Hasta la fecha, superaron la enfermedad 29 millones 251 mil 29 pacientes en el país, para una tasa de recuperación del 96,75 por ciento.

Por el momento, se administraron 321,76 millones de dosis de vacunas antiCovid-19, según los datos oficiales.

Las pruebas en los laboratorios locales para detectar la presencia del coronavirus SARS-CoV-2, causante del mal, aumentaron a más de 404 millones, informó el Consejo Indio de Investigación Médica.

Para disipar las preocupaciones por la variante Delta Plus del coronavirus, las autoridades aseguraron que las vacunas fabricadas en el país Covishield y Covaxin funcionan contra las cepas Alfa, Beta, Gamma y Delta del virus y se realizan pruebas sobre la Delta Plus.

El secretario de Salud, Rajesh Bhushan, advirtió a los estados indios que identificaron casos de la variante Delta Plus de aplicar medidas de contención de forma prioritaria.