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A 30 meses de su lanzamiento, la nave con vela solar sigue en operación

Madrid. Casi dos años y medio después de su lanzamiento a la órbita de la Tierra, la misión de propulsión con vela solar LightSail 2, de la Sociedad Planetaria, sigue funcionando.

El artefacto realiza una misión para avanzar en la tecnología de navegación con vela solar. Recopila datos vitales sobre su rendimiento.

La Sociedad Planetaria comparte datos de la misión con la NASA para ayudar a tres próximos viajes de velas solares: NEA Scout, Solar Cruiser y ACS3. El primero está programado para volar hacia el espacio lunar en febrero en el cohete Space Launch System de agencia estadunidense durante el vuelo de prueba Artemis I. Utilizará su vela solar para dejar las proximidades de la Luna y visitar un asteroide, informó en un comunicado.

LightSail 2 es la primera nave espacial pequeña en demostrar la navegación solar controlada. En su núcleo, mide sólo 10 por 10 por 30 centímetros, aproximadamente el tamaño de una barra de pan. Escondidas dentro de la nave para su lanzamiento y desplegadas con largos brazos metálicos parecidos a una cinta métrica, las velas solares tienen un área de 32 metros.

La luz del Sol no tiene masa, pero tiene impulso, que puede ser aprovechado por una vela solar para propulsión. Las futuras misiones como LightSail 2 podrían usarlas para visitar destinos y órbitas únicos en el sistema solar, haciendo que la exploración del espacio profundo sea más asequible y accesible.

A la altitud de LightSail 2 sobre la Tierra, actualmente a unos 687 kilómetros, todavía hay suficiente atmósfera para contrarrestar el empuje obtenido de la navegación solar y tirarlo lentamente hacia la Tierra. La nave eventualmente sucumbirá al arrastrarse y volverá a entrar en la atmósfera del planeta.

Observa sus velas con dos cámaras ojo de pez montadas en el extremo de dos paneles solares.

Mañana saldrá al espacio primera misión en probar técnica de desviación de asteroides

· DART impactará en octubre en un pequeño satélite natural de Dimorphos

Madrid. La nave DART, de la NASA, primera misión del mundo en probar técnicas de defensa planetaria activa, tiene programado su lanzamiento mañana.

Se espera que Double Asteroid Redirection Test (DART, por sus siglas en inglés) despegue en un cohete Falcon 9, de Space X, de la Base de Vandenberg, California, a las 6:21 UTC.

Tiene la tarea de mostrar un método para la desviación de asteroides, llamado impacto cinético.

En octubre de 2022, impactará en el pequeño satélite natural del asteroide Dimorphos, que orbita a un compañero más grande, Didymos, en un sistema de cuerpos binarios para cambiar su trayectoria orbital.

Testigo de excepción de la operación será el LiciaCube (Light Italian Cubesat for Imaging of Asteroid, un pequeño satélite de la Agencia Espacial Italiana que será desplegado desde DART, el cual tomará imágenes de los efectos del impacto en la superficie y la pluma de eyección generada.

Aunque ninguno de los asteroides representa una amenaza para la Tierra, la colisión con Dimorphos permitirá a los investigadores demostrar la técnica de deflexión junto con varias tecnologías nuevas y recopilar datos importantes para mejorar nuestras capacidades de modelado y predicción de ese fenómeno.

Esas mejoras ayudarán a prepararnos mejor en caso de que un asteroide sea descubierto como una amenaza para la Tierra, destacó la NASA, que en un boletín asegura que la hazaña hasta ahora sólo se ha visto en películas de ciencia ficción.

DART fue construido en el Laboratorio de Física Aplicada Johns Hopkins en Laurel, Maryland, y en otros lugares del país.

Para dirigir la nave a su objetivo previsto, los científicos deben entender cómo se comporta el sistema. Han hecho esfuerzos para observar a Didymos desde la Tierra desde 2015, y ahora, una campaña internacional coordinada por Cristina Thomas, de la Universidad del Norte de Arizona, utiliza telescopios potentes en el mundo para comprender el estado del sistema de asteroides antes de que la nave lo alcance.

El sistema de Didymos es demasiado pequeño y lejano para ser visto como algo más que un punto de luz, pero podemos obtener los datos que necesitamos al medir el brillo de ese punto de luz, explicó Andy Rivkin, del Laboratorio de Física Aplicada APL y colíder del equipo de investigación de DART, quien participó en las observaciones.

El planeta que perdió su atmósfera por un impacto

Los sistemas planetarios jóvenes suelen experimentar muchas colisiones entre astros.

En nuestro propio sistema solar, se cree que la Tierra y la Luna son producto de un impacto gigante de este tipo.

Se ha venido suponiendo que este tipo de colisiones son habituales en sistemas planetarios jóvenes, pero ha sido muy difícil comprobarlo mediante observaciones.

Ahora, un equipo internacional integrado por astrónomos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos y otras instituciones ha encontrado pruebas de un impacto gigante ocurrido en un sistema solar cercano, a solo 95 años luz de la Tierra.

La estrella de ese sistema, llamada HD 172555, tiene unos 23 millones de años, y ya se sospechaba que el polvo detectado en ella contiene material liberado por una colisión reciente entre cuerpos de tipo planetario.

El equipo de Tajana Schneiderman (MIT) ha encontrado nuevas pruebas de un impacto gigante alrededor de esa estrella.

Ella y sus colegas han determinado que la colisión probablemente se produjo entre un planeta rocoso con un tamaño y una masa similares a los de la Tierra y un astro algo menor hace al menos 200.000 años. La colisión ocurrió a una velocidad de 10 kilómetros por segundo aproximadamente.

Y lo que es más importante, Schneiderman y sus colegas detectaron gas que indica que ese impacto a alta velocidad probablemente expulsó al espacio buena parte de la atmósfera del planeta mayor, un acontecimiento que explicaría la presencia de una cantidad inusualmente alta de gas y polvo observada alrededor de la estrella.

Lo descubierto en esta nueva investigación representa la primera detección de ese tipo.

El estudio se titula “Carbon monoxide gas produced by a giant impact in the inner region of a young system”. Y se ha publicado en la revista académica Nature. 

WASP-76b, el planeta donde llueve hierro

WASP-76b es un exoplaneta (planeta de fuera de nuestro sistema solar), situado a unos 640 años-luz de la Tierra. Fue descubierto en 2016. Se trata de un planeta gigante gaseoso.

Este planeta orbita a su estrella (más caliente que el Sol), a una distancia tan corta que da una vuelta entera a su alrededor en tan solo 1,8 días terrestres.

Como es previsible, dicha cercanía hace que reciba una cantidad colosal de luz y calor.

Debido a ello, las temperaturas en ese mundo son muy altas. La del hemisferio diurno es tan elevada que el hierro se vaporiza. En la cara nocturna, un poco más fría, el hierro arrastrado por un fuerte viento se condensa y luego cae del cielo como lluvia.

Ahora una investigación revela que este infernal mundo puede ser aún más ardiente de lo que se pensaba.

Un equipo internacional, dirigido por científicos de la Universidad Cornell en Estados Unidos, la Universidad de Toronto en Canadá y la Queen’s University de Belfast en Irlanda del Norte, Reino Unido, ha descubierto señales espectrográficas inequívocas de calcio ionizado en el planeta, lo que sugiere una temperatura atmosférica más alta de lo que se pensaba, o la existencia de vientos muy fuertes en la atmósfera superior.

El descubrimiento hecho por Emily Deibert y sus colegas se logró gracias al uso de espectros de alta resolución obtenidos con el observatorio astronómico Gemini Norte, ubicado cerca de la cumbre del Mauna Kea en Hawái, Estados Unidos.

El estudio se titula “Detection of Ionized Calcium in the Atmosphere of the Ultra-hot Jupiter WASP-76b”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal Letters. (Fuente: NCYT de Amazings)

Una galaxia condenada a desaparecer

Unas observaciones astronómicas han permitido captar detalles de un drama cósmico a gran escala: una galaxia afrontando su inminente caída hacia el corazón del cúmulo de Fornax, atrapada por la intensa gravedad de esta aglomeración de galaxias.

El Cúmulo de Fornax (el Horno) —que se encuentra en la constelación del mismo nombre— es una agrupación de galaxias situada apenas a 60 millones de años-luz de la Tierra. Esto significa que se ve muy grande en el cielo nocturno, extendiéndose a través de un área 100 veces más grande que la ocupada por la Luna llena. Con cientos de galaxias miembros, el Cúmulo de Fornax es el segundo cúmulo galáctico más poblado (después del Cúmulo de Virgo) en un radio de 100 millones de años-luz alrededor de nosotros.

En el Cúmulo de Fornax destacan las galaxias NGC 1399 y NGC 1404. Estas se atraen mutuamente por efecto de la fuerza de gravedad y la interacción extrae gas desde NGC 1404, una galaxia elíptica más pequeña.

NGC 1427A, una galaxia irregular y pequeña, parecida a la Gran Nube de Magallanes, está cayendo hacia el corazón del cúmulo galáctico a una velocidad de 2,2 millones de kilómetros por hora. Esta precipitada carrera hacia la destrucción culminará con la ruptura irremediable de la galaxia, que será desgarrada por la interacción gravitacional de las otras galaxias.

La observación se ha realizado con la Cámara de Energía Oscura (DECam) de 570 megapíxeles, uno de los generadores de imágenes de campo amplio de mayor rendimiento del mundo, como parte de un estudio sobre la energía oscura. Financiada por el Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE) y construida y probada en el Fermilab del DOE, DECam fue manejada por el DOE y la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) del mismo país entre 2013 y 2019. Entre la multitud de sus logros, las observaciones con DECam han ayudado a los astrónomos a descubrir en el Cúmulo de Fornax cerca de 300 galaxias enanas de las que se desconocía su existencia.

Actualmente la DECam se utiliza en distintos programas que cubren una amplia gama de investigaciones científicas.

Al igual que otros instrumentos similares, DECam captura imágenes de grandes áreas del cielo nocturno, permitiendo a los astrónomos comprender las estructuras del universo a grandes escalas. Este tipo de estudios también ayudan a identificar objetos astronómicos intrigantes, a los que vale la pena hacer observaciones de seguimiento. Los telescopios más poderosos de la Tierra solo pueden estudiar una pequeña porción del cielo nocturno en un momento determinado, por lo que los astrónomos suelen utilizar estos estudios para encontrar objetos que sean lo suficientemente interesantes como para observarlos en detalle. (Fuente: NOIRLab / NSF)

‘Lucy’, lista para emprender primera misión hacia los troyanos de Júpiter

Madrid. La NASA probó las funciones de Lucy, que tiene la primera misión que estudiará los asteroides troyanos de Júpiter. Llena de combustible se prepara para ser encapsulada a fin de despegar el 16 de octubre.

Nombrados en honor a personajes de la mitología griega, estos asteroides giran alrededor del Sol en dos enjambres, con un grupo delante de Júpiter en su camino y el otro detrás de él. Lucy será la primera nave espacial en visitarlos. Al estudiarlos de cerca, los científicos esperan perfeccionar sus teorías sobre cómo se formaron los planetas de nuestro sistema solar hace 4 mil 500 millones de años y por qué terminaron en su configuración actual.

“Con Lucy, vamos a ocho asteroides nunca vistos en 12 años con una sola nave espacial”, afirmó en un comunicado Tom Statler, científico del proyecto en la sede de la NASA en Washington. Ésta es una oportunidad fantástica para el descubrimiento mientras exploramos el pasado lejano de nuestro sistema solar.

Siguiendo todos los protocolos de la pandemia, los miembros del equipo han pasado ocho semanas en el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida, preparando la nave espacial para el vuelo. Los ingenieros han probado los sistemas mecánicos, eléctricos y térmicos del artefacto y han practicado la ejecución de la secuencia de lanzamiento desde los centros de operaciones de la misión en Kennedy y Lockheed Martin Space en Littleton, Colorado. A principios de agosto, los ingenieros instalaron la antena de alta ganancia de la nave espacial, su segunda característica más destacada después de los paneles solares expansivos, que permitirán que se comunique con la Tierra.

El 18 de septiembre, los ingenieros de propulsión terminaron de llenar los tanques de combustible con aproximadamente 725 kilos de hidracina líquida y oxígeno líquido, que constituyen 40 por ciento de la masa de la nave espacial. El combustible se utilizará para maniobras precisas que impulsarán a Lucy a sus destinos de asteroides según lo programado, mientras los paneles solares, cada uno del ancho de un autobús escolar, recargarán las baterías que alimentarán los instrumentos del cohete.

Lucy pronto se empaquetará en las dos mitades del carenado del vehículo de lanzamiento, que se cerrará a su alrededor como una concha. Una vez que la nave espacial esté encapsulada, el equipo de Lucy podrá comunicarse eléctricamente con ella a través de un cordón umbilical.

A principios de octubre, la nave espacial encapsulada será transportada a la Instalación de Integración de Vehículos en la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, donde será acoplada con el cohete Atlas V 401, que despegará del Complejo de Lanzamiento Espacial 41 y llevará a Lucy fuera de la atmósfera de la Tierra para comenzar su largo viaje.

Unos días antes del lanzamiento, los ingenieros encenderán la nave espacial en preparación para la misión. Este proceso tardará unos 20 minutos.

El primer intento de lanzamiento está programado para las 10:34 UTC del 16 de octubre. Si el clima o cualquier otro problema impide que la nave despegue en esa fecha, el equipo tendrá oportunidades adicionales a partir del día siguiente.