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Grandes inundaciones dieron forma a la topografía marciana, revela investigación

Madrid. Al menos 25 por ciento de las redes de valles marcianos se formaron como resultado de inundaciones por brechas abiertas debidas al desborde de lagos cuando el planeta rojo era un mundo húmedo.

Ese es el hallazgo de un estudio publicado en Nature por Alexander Morgan, investigador del Instituto de Ciencias Planetarias (ICP).

La superficie de Marte albergaba grandes lagos hace unos 3 mil 500 millones de años. Algunos rebasaron sus bordes, lo que provocó inundaciones masivas que rápidamente formaron profundos cañones. En la Tierra, fenómenos similares ocurrieron en el noroeste de Estados Unidos y Asia central al final del periodo glacial ocurrido hace más de 15 mil años.

Descubrimos que al menos una cuarta parte del volumen total erosionado de las redes de los valles marcianos fue tallada por las inundaciones debidas al desbordamiento de los lagos. Este alto número es particularmente sorprendente, teniendo en cuenta que los valles formados representan sólo 3 por ciento de la longitud total de esas depresiones de Marte, señaló Morgan en un comunicado.

Esta discrepancia se explica por el hecho de que los cañones de salida son significativamente más profundos que otros valles. Las inundaciones habrían dado forma a la topografía marciana general, afectando las rutas de flujo de otras depresiones. Nuestros resultados no niegan la importancia de la escorrentía alimentada por precipitaciones en los inicios de Marte. Por el contrario, el agua líquida tenía que ser estable durante el tiempo suficiente para que los lagos se llenaran de los ríos de entrada.

El equipo de investigación utilizó mapas globales de los valles y lagos marcianos para identificar qué cuerpos de agua se formaron a partir de las inundaciones. Luego utilizaron un algoritmo para calcular el volumen erosionado de los cañones en Marte y compararon el volumen de los desbordamientos de los lagos con otros.

Se sabe desde hace un tiempo que algunos valles marcianos seleccionados se formaron a partir de las inundaciones por desbordamiento de lagos, pero nuestro estudio es el primer análisis global. El trabajo anterior ha argumentado que las diferencias entre las redes de valles en Marte y las de los ríos en la Tierra son evidencia de que las características marcianas se formaron por procesos distintos al agua superficial, como la subterránea o la erosión glacial. Nuestros resultados muestran que muchos valles marcianos son de hecho más análogos a las inundaciones catastróficas en la Tierra, como las que dieron forma al noroeste de Estados Unidos al final del último período glacial, destacó Morgan.

Si pensamos en cómo se movían los sedimentos a través del paisaje en Marte, las inundaciones de las brechas de los lagos fueron un proceso realmente importante a nivel global, y este es un resultado un poco sorprendente porque se han considerado como anomalías excepcionales durante tanto tiempo, explicó Timothy A. Goudge, profesor de Geociencias en la Universidad de Texas en Austin y autor principal del artículo

El documento arroja luz sobre el cambio climático histórico en Marte. Durante varias décadas ha habido un debate en curso sobre si el clima marciano temprano debería caracterizarse mejor como cálido y húmedo o frío y helado. Casi todo el mundo está de acuerdo, sin embargo, en que ese entorno experimentó grandes cambios climáticos, agregó Morgan.

Durante las épocas secas, los cráteres de impacto y el vulcanismo interrumpirían los ríos antes desarrollados, esencialmente creando presas. Cuando el clima se calentó a un punto en el que el agua líquida se mantuvo estable en la superficie, habría habido numerosas inundaciones, ya que se tuvieron que crear nuevas rutas de flujo a través del paisaje lleno de cráteres. De hecho, habría sido un hallazgo sorprendente si las inundaciones en las brechas del lago no hubieran sido un factor importante de erosión en los inicios de Marte, precisó.

El trabajo en el proyecto fue financiado por el Programa de Análisis de Datos de Marte de la NASA.

Astronautas pasarán un mes en base instalada en el desierto de Israel para simular la vida en Marte

Mitzpé Ramon, Israel., En un cráter de 500 metros de profundidad, perdido en medio del desierto ocre de Neguev, astronautas con sus trajes espaciales caminan lentamente. ¿Su misión? Simular en el sur de Israel las condiciones de vida en Marte.

En este contexto tan peculiar del Mitzpé Ramon, el mayor cráter de erosión del mundo con 40 kilómetros de longitud, el Foro Espacial Austriaco (OeWF) instaló su base marciana, en colaboración con la agencia espacial israelí, dentro de la misión Amadee-20, prevista inicialmente el año pasado, pero aplazada debido a la pandemia de Covid-19.

El cráter, el desierto rocoso y los colores anaranjados del horizonte se parecen al paisaje de Marte, pero la ingravidez y el frío no tanto. Aquí tenemos temperaturas de 25 a 30 grados Celsius, en Marte de menos de 60 y la atmósfera es irrespirable, explicó el austriaco Gernot Grömer, quien supervisa la misión.

Durante casi un mes, seis astronautas análogos –término para describir a las personas que reproducen en la Tierra las condiciones de misiones largas en el espacio– oriundos de Portugal, España, Alemania, Holanda, Austria e Israel, vivirán aislados del mundo, en esta estación marciana. Sólo podrán salir de ella en escafandra, como si estuvieran en el planeta rojo.

Es un sueño hecho realidad, afirmó Alon Tenzer, astronauta israelí de 36 años. Es algo en lo que trabajamos desde hace varios años, estoy muy feliz de estar aquí, aseguró.

Para la inauguración de la estación el domingo, Alon se puso sus mejores galas: su equipo plateado, que pesa, según él, unos 50 kilos, y lleva dos o tres horas ponérselo.

Todos los miembros de la tripulación son voluntarios y tuvieron que pasar muchas pruebas físicas y sicológicas para participar en la misión.

Mi padre me llevaba al museo del espacio cuando era pequeña; él coleccionaba aviones y cuando supe que el foro buscaba a astronautas análogos me dije que tenía que presentarme, explicó la alemana Anika Mehlis, la única mujer del grupo.

El Foro Espacial Austriaco, organización privada que reúne a especialistas del sector aeroespacial, se asoció con el centro de investigación israelí D-Mars para construir esta base, en forma de polígono y alimentada con energía solar.

En el interior, la comodidad es espartana con una pequeña cocina y camas en literas, puesto que la mayor parte del espacio es para los experimentos científicos.

En un futuro, los resultados podrían ser cruciales, en la medida que la NASA se plantea enviar una primera misión tripulada a Marte para la década de 2030.

Tareas de la misión

Durante el mes en el que simularán la vida de Marte en la Tierra, los astronautas análogos tendrán que probar un prototipo de dron que funciona sin GPS y vehículos autónomos propulsados por el viento y la energía solar a fin de cartografiar el territorio.

Microbióloga de formación, Anika Mehlis se encargará de evaluar las posibilidades de contaminación microbiana, es decir, el riesgo de introducir en Marte bacterias terrestres que podrían acabar con cualquier tipo de vida existente en el planeta rojo. Sería un gran problema, destacó.

Además de probar equipamientos y tecnologías, la misión también quiere estudiar los comportamientos humanos, sobre todo el impacto del aislamiento en los astronautas.

Los extraños terremotos marcianos de agosto

La sonda espacial InSight de la NASA, posada desde 2018 en la superficie de Marte, detectó, el 25 de agosto de 2021, dos llamativos seísmos de magnitudes 4,2 y 4,1.

El terremoto de magnitud 4,2 tuvo una energía cinco veces superior a la del terremoto que hasta entonces tenía el récord de intensidad de entre todos los captados en la misión, un seísmo de magnitud 3,7 detectado en 2019.

Después de semanas de análisis de las señales sísmicas, el equipo de científicos de la misión ya tiene algunos datos reveladores sobre ambos terremotos.

El terremoto de magnitud 4,2 se produjo a unos 8.500 kilómetros de la InSight. Es el temblor de tierra más lejano que la nave ha detectado hasta ahora.

Aún se trabaja para determinar el origen y la dirección de las ondas sísmicas, pero ahora ya se sabe que el temblor se produjo demasiado lejos como para haberse originado en el lugar del que provienen casi todos los grandes terremotos anteriores detectados por la InSight: Cerberus Fossae, una región a unos 1.600 kilómetros de distancia. Es posible que en un pasado geológico reciente, fluyera lava por esa región.

Acerca del lugar del epicentro de ese terremoto de magnitud 4,2, una posibilidad especialmente intrigante es el Valles Marineris, el extenso sistema de cañones en el ecuador marciano. El centro aproximado de ese sistema de cañones está a unos 9.700 kilómetros de la InSight.

Sorprendentemente, los terremotos del 25 de agosto fueron de dos tipos diferentes. El terremoto de magnitud 4,2 estuvo dominado por vibraciones lentas y de baja frecuencia, mientras que el terremoto de magnitud 4,1 se caracterizó por vibraciones rápidas y de alta frecuencia. Además, el terremoto de magnitud 4,1 se produjo mucho más cerca de la InSight, a sólo unos 925 kilómetros de distancia. (Fuente: NCYT de Amazings)

El inesperado vulcanismo colosal del Marte antiguo

Muchas cuencas que en estudios científicos previos se consideró que eran depresiones dejadas por impactos de asteroides en la superficie marciana hace varios miles de millones de años, ahora se están revelando como calderas volcánicas. Todo apunta a que el Planeta Rojo tuvo un pasado mucho más violento de lo creído.

El equipo de Patrick Whelley, geólogo del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, Estados Unidos, analizó la topografía y la composición mineral de una parte de una región del norte de Marte llamada Arabia Terra. Y ha encontrado pruebas de que, hace unos 4.000 millones de años, esa zona experimentó miles de “supererupciones”, las mayores erupciones volcánicas conocidas, a lo largo de un periodo de 500 millones de años.

Cada una de esas supererupciones fue tan potente que liberó una masa enorme de polvo y gases en el aire, bloqueando la luz solar y sometiendo el planeta a un clima global alterado, durante décadas.

Después de expulsar al exterior una cantidad de gas y roca fundida equivalente al contenido de 400 millones de piscinas olímpicas, y de extender un grueso manto de cenizas hasta miles de kilómetros del lugar de la supererupción, un volcán de esta magnitud se derrumba sobre sí mismo en un agujero gigante, que es el que se identifica con la estructura volcánica denominada “caldera”. Las calderas, que también existen en la Tierra, pueden medir decenas de kilómetros de extremo a extremo. Las siete calderas de Arabia Terra que han sido estudiadas por el equipo de Whelley fueron confundidas durante mucho tiempo con depresiones dejadas por impactos de asteroides.

Whelley y sus colegas buscaron y hallaron evidencias de la ceniza volcánica. Calcularon la cantidad de erupciones de esa clase necesarias para producir el espesor de ceniza revelado por sus análisis. Resultó que hubo miles de tales erupciones.

En la Tierra, la última supererupción volcánica ocurrió hace unos 75.000 años en Sumatra, Indonesia. La supererupción lanzó la colosal cantidad de 2.800 kilómetros cúbicos de magma, y dejó una gruesa capa de ceniza sobre todo el sur de Asia. En comparación, la cantidad de magma expulsado durante la erupción del Krakatoa en Indonesia en 1883, una de las mayores erupciones documentadas en la historia, fue de unos 12 kilómetros cúbicos.

Llama la atención que Marte, siendo más pequeño que la Tierra, haya registrado una actividad volcánica tan intensa. De hecho, el mayor volcán del sistema solar está en Marte. Este volcán, llamado Olympus Mons, es 100 veces mayor en volumen que el mayor volcán de la Tierra, el Mauna Loa en Hawái. (Fuente: NCYT de Amazings)

El inesperado vulcanismo colosal del Marte antiguo

Muchas cuencas que en estudios científicos previos se consideró que eran depresiones dejadas por impactos de asteroides en la superficie marciana hace varios miles de millones de años, ahora se están revelando como calderas volcánicas. Todo apunta a que el Planeta Rojo tuvo un pasado mucho más violento de lo creído.

El equipo de Patrick Whelley, geólogo del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, Estados Unidos, analizó la topografía y la composición mineral de una parte de una región del norte de Marte llamada Arabia Terra. Y ha encontrado pruebas de que, hace unos 4.000 millones de años, esa zona experimentó miles de “supererupciones”, las mayores erupciones volcánicas conocidas, a lo largo de un periodo de 500 millones de años.

Cada una de esas supererupciones fue tan potente que liberó una masa enorme de polvo y gases en el aire, bloqueando la luz solar y sometiendo el planeta a un clima global alterado, durante décadas.

Después de expulsar al exterior una cantidad de gas y roca fundida equivalente al contenido de 400 millones de piscinas olímpicas, y de extender un grueso manto de cenizas hasta miles de kilómetros del lugar de la supererupción, un volcán de esta magnitud se derrumba sobre sí mismo en un agujero gigante, que es el que se identifica con la estructura volcánica denominada “caldera”. Las calderas, que también existen en la Tierra, pueden medir decenas de kilómetros de extremo a extremo. Las siete calderas de Arabia Terra que han sido estudiadas por el equipo de Whelley fueron confundidas durante mucho tiempo con depresiones dejadas por impactos de asteroides.

Whelley y sus colegas buscaron y hallaron evidencias de la ceniza volcánica. Calcularon la cantidad de erupciones de esa clase necesarias para producir el espesor de ceniza revelado por sus análisis. Resultó que hubo miles de tales erupciones.

En la Tierra, la última supererupción volcánica ocurrió hace unos 75.000 años en Sumatra, Indonesia. La supererupción lanzó la colosal cantidad de 2.800 kilómetros cúbicos de magma, y dejó una gruesa capa de ceniza sobre todo el sur de Asia. En comparación, la cantidad de magma expulsado durante la erupción del Krakatoa en Indonesia en 1883, una de las mayores erupciones documentadas en la historia, fue de unos 12 kilómetros cúbicos.

Llama la atención que Marte, siendo más pequeño que la Tierra, haya registrado una actividad volcánica tan intensa. De hecho, el mayor volcán del sistema solar está en Marte. Este volcán, llamado Olympus Mons, es 100 veces mayor en volumen que el mayor volcán de la Tierra, el Mauna Loa en Hawái. (Fuente: NCYT de Amazings)

Primera muestra que se extrae y encapsula en Marte

El robot Perseverance de la NASA, que llegó a la superficie de Marte en febrero pasado, ha hecho un agujero en una roca, valiéndose de un taladro, y ha extraído una muestra de su interior (un núcleo) para luego encapsularla en un tubo hermético especial de titanio que será recogido en alguna misión futura.

En el marco de la campaña MSR (Mars Sample Return), la NASA y la ESA (Agencia Espacial Europea) están planeando una serie de misiones futuras para transportar a la Tierra los tubos con muestras recogidas por el rover robótico a fin de que puedan ser analizadas en los laboratorios más sofisticados de la Tierra.

Estas muestras probablemente acaben siendo el primer conjunto de materiales identificados y seleccionados siguiendo criterios científicos rigurosos que se envía a nuestro planeta desde otro.

La muestra extraída por el Perseverance es ligeramente más gruesa que un lápiz.

El proceso de extracción y almacenamiento de la muestra comenzó el 1 de septiembre, cuando el taladro rotatorio-percutor situado en el extremo del brazo robótico del Perseverance extrajo el núcleo de una roca marciana plana del tamaño de un maletín, apodada “Rochette”.

Una vez completado el proceso de extracción, el robot fotografió el contenido del tubo aún sin sellar y transmitió los resultados a la Tierra. Una vez que el personal del Control de Vuelo de la misión en la Tierra confirmó la presencia de la muestra en el tubo, envió una orden al robot para que completase el almacenamiento de la muestra.

Tras recibir las nuevas instrucciones, el Perseverance transfirió a una sección de su interior el tubo de muestra, con el número de serie 266, y su cargamento marciano. Allí realizó mediciones y obtuvo imágenes del núcleo de roca. A continuación, selló herméticamente el tubo, tomó otra imagen y almacenó dicho tubo. (Fuente: NCYT de Amazings)