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¡Vámonos por la Prudencia!… en forma de condón, con oficinas en más de 28 países, se posiciona como uno de los mayores proveedores de productos para salud sexual

El condón se utiliza desde los inicios de la civilización…

Eran las 9a.m., y ahí estaba la caja pizpereta compartiendo promoción con el Mucoflux, unas pruebas rápidas de COVID, marca HLG (Hugo López Gatell), los consabidos electrolitos para el “crudo de hoy” y los siempre necesarios Kinder Sorpresa pa’aguantar tripa hasta el tlacoyo de las 11.30 am.

¿Por dónde empezar? Bueno, primero por agradecer a los chicos de la casa de hules PRUDENCE que “apoyen” nuestra economía: nada como ir por la vida sabiendo que estás respaldado financieramente con dos ejemplares extras de látex natural en la cartera.

Segundo, también aplaudirles a estos sagaces empresarios del neumático por recurrir a un ingenioso nombre, yéndose por el lado del viejo lema mercadotécnico de tintes postapocalípticos que dice ¿…y por qué no? (Why not!)

salud sexual

Y con justa razón la ovación, después de todo la prudencia, sinónimo de precaución, cae al dedillo en este tipo de producto, pues nada como tener la “capacidad de pensar, ante ciertos acontecimientos o actividades, sobre los riesgos posibles que estos conllevan, para de ahí modificar nuestra conducta y no recibir o producir agravios innecesarios”, como por ejemplo decirle a la esposa de tu jefe en la fiesta de navidad de la oficina que parece un barquillo de caca o, el más divertido, embarazar a destiempo a la princesa de la cuadra y después no reconocer a los trillizos.

…Sabiduría práctica

Fue don Platón y su pandilla quien puso a la prudencia en categoría de virtud cardinal. El “Yucateco de la Acrópolis” (sí, era más cabezón que un ajo plantado en Chernobyl) dijo que se trataba de una sabiduría práctica, un juicio sano aplicable a cualquier actividad humana. De ahí que fuera herramienta indispensable para aquél que pretendiera gobernar, pues se trataba de una “virtud del moralmente juicioso”.

Después llegó ese especialista en salpimentar y zarandear conceptos, Aristóteles, quien añadió que doña Prude no era un conocimiento, sino una capacidad reflexiva, un hábito con el cuál puedes joder o no las cosas, a los demás o a ti mismo: si no existe la prudencia en la acción en sí de prepararse un sope con carnitas, pierna de cerdo, bistec, chuletón de alce muelón y dos huevos duros, sí la hay en el acto de zampártelo a sabiendas que es el quinto que llevas.

Años después vendría Fantomas, digo Santo Tomás (1225-1274), advirtiendo que la prudencia era la más picuda de todas las virtudes, pues gracias a ella la justicia, la fortaleza y la templanza funcionaban dirigiéndose a un fin, el bien. Cierto, sin doña Prude es más fácil arrancarte a sacarle los ojos al vecino. Sin embargo, no es cosa fácil adquirir el hábito de esta sabiduría práctica, ya que para su empleo se debe adquirir destreza en cada una de sus partes que la integran:

—saber aplicar tu experiencia (memoria),

—tener visión clara de la situación, no cegarse,

—tener la humildad para seguir un buen consejo,

—saber anticiparse al madrazo y, sobre todo: ¡ser razonable, coño! Con esto la prudencia nos dota de otros hábitos, como por ejemplo algo que le hace mucha falta siempre a los gobernantes: sensatez (synesis), la cual nos permite saber juzgar rectamente acerca de las realidades prácticas, que pueden ser múltiples y se hacen de muchas maneras.

…apóstoles del Coitorreo.

Regresando a nuestros amigos manufactureros del chicle erótico, me entero que se trata de una marca no lucrativa. En efecto, sólo se quedan con el 2% de sus ganancias, porque lo demás se da a programas sociales (4). ¡Salchichas, regresen a la abuela a su envoltura!

Resulta que son una especie de apóstoles en el mundo del coitorreo, pues la compañía pertenece a una ONG, DKT INTERNATIONAL, “organización no gubernamental fundada en 1989 que opera como una empresa socialmente responsable”. (4)

El nombre lo toman de Dharmendra Kumar Tyagi (1928–1969), conocido como DK Tygai, un hindú fregonazo que dedicó toda su joven vida (murió a los 41 años de cáncer y sin tener hijos) en tratar de implementar por primera vez programas de planeación familiar y salud sexual en su país, sin duda no sólo uno de los lugares más sobre poblados del mundo, también uno de los más necios en tradiciones religiosas. Sí, don DK no la tuvo fácil.

Con oficinas en más de 28 países, DKT “se ha posicionado como uno de los mayores proveedores de productos para salud sexual” (4). Su objetivo es sencillo, humilde y hermoso a la vez: permitir que hombres y mujeres en edad de darle al riquirrán y parir trillizos cada año, puedan continuar con su plan de vida a través de la información sobre sexualidad y los métodos anticonceptivos que PRUDENCE ofrece en todo estanquillo a un paso de usté y su…

La verdad sea dicha, sigue pidiéndose a gritos en nuestros días la insistencia de una educación sexual. Por ejemplo, en un reporte reciente de la Profeco se lee que el 48% de los jóvenes mexicanos con vida sexual activa no utiliza ningún tipo de anticonceptivos, ¡cifra alarmante! (1).

…no los hagan de jamón, mejor de Tutankamón

Un método anticonceptivo se muestra por primera en el papiro de El Faiyun, de la XII dinastía egipcia (1990 a 1786 a. e. c.). Consistía en elaborar una especie de pasta hecha a base de excrementos de cocodrilo, miel y/o leche ácida, que se insertaba en la vagina. Al parecer la eficacia de la fórmula radicaba más en el apeste del chunche, pues el lujurioso tutankamoncillo prefería el mutis por la izquierda que entrarle al pozole de lagarto (3).

Bueno, por lo menos parece un mejor consejo que el del ginecólogo griego Soranus de Éfeso (98 e. c.), quien para evitar el embarazo recomendaba a las mujeres saltar hacia atrás siete veces y estornudar inmediatamente después de haber tenido relaciones sexuales.

Por su parte, en la Leyenda del rey Minos (1200 a. c. e.) se hace referencia al empleo de vejigas natatorias de pescado o vejigas de cabra para retener el semen (2).

El primero en llamarlo profiláctico fue aquel famoso médico italiano con nombre de trompeta, Gabbrielle Falloppio (1523-1562). En su obra De morbo gallito refiere haber inventado un condón de lienzo utilizado en 1100 hombres, para cubrir solamente el glande, ninguno de los cuales fue infectado de sífilis (3). Durante el siglo XIV y XV esta enfermedad fue un verdadero azote en Europa. El único remedio que se conocía eran las plegarias, las cuales resultaban poco efectivas, hasta que a fines del XV llegó el mercurio, único remedio contra este mal ¡hasta entrada la Segunda Guerra Mundial! (después se prefirió el arsénico).

En el siglo XVII se encontraron condones de tripas de pescado en el Castillo de Dudley en Inglaterra, pertenecientes a los soldados de Cronwell y del Rey Carlos I de Inglaterra durante la guerra civil (1642-1646). De ahí se les llamó por mucho tiempo gorras inglesas.

En el 2013, en un museo de Austria, se exhibió el preservativo más viejo del mundo en buen estado de conservación. El guapo ejemplar estaba intacto y poseía varias monerías: hecho en 1640, podía usarse varias veces y venía con un manual de usuario escrito en latín. Además, estaba fabricado con 100 % de tripa de cerdo y traía una especie de cinturón muy lindo que se ajustaba al cuerpo del gentleman. El libro de instrucciones recomendaba que el usuario lo sumergiera en leche hirviendo antes de utilizarlo, para evitar el contagio de chancritos, chancrotes y chachalacas voladoras (3).

…moraleja sin condón, pa’que pegue

Pero antes regreso a nuestro paquete estrella: del Extra Time como bondad de los Condones Prudence mejor no hablamo, ya que al menos de que traiga pilas incluidas el tiempo extra a estas alturas no me lo da más que la bendición del sildenafilo (alias viagra). Además, extra es un adverbio truculento, pues también significa “fuera de”, y entonces sí que estaremos en “aprietillos” y pensando en demandar a los Prudence boys por tener que reconocer a los dichosos trillizos.

Al final de todo, lo mejor será rescatar y practicar el lado “mundano” de doña Prude, haciéndola viable y realista, pero sobre todo práctica, esto es, entenderla como una saber hacer las cosas de tal manera que se puedan conseguir los fines perseguidos (el bienestar) por las vías más “razonables”, y siempre, siempre darnos el tiempo para ponerse en el lugar del otro….

Ahora sí, ¡a darle!

Ver también:
Consultorios amigables para adolescentes de Secretaria de Salud Jalisco
Qué Catarro con Catar, más de 7 mil años de antigüedad

Fuentes:

(1) Revista Profeco: estudio de calidad de condones: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/119162/Estudio_Condones_28-42_Febrero_2011.pdf

(2) Potenziani Bigelli JC, Potenziani Pradella SD. Historia de las enfermedades venéreas (2a parte). VITAE [Internet]. 2008 julio-diciembre [citado 30/11/2015];(36). Disponible en: Disponible en: http://vitae.ucv.ve/index_pdf.php?module=articulo_pdf&n=1451&rv=46

(3) Aguiar García, Antonio, Almelo Hernández, Laura Candelaria, Lazo Herrera, Luis Alberto, Giniebra Marín, Grecia María, & Rivera Rivadulla, Roxana. (2019). Historia del condón y otros métodos anticonceptivos. Revista Médica Electrónica, 41(2), 588-597. Recuperado en 29 de octubre de 2022, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1684-18242019000200588&lng=es&tlng=es.

(4) DKT Internacional. (2020, marzo 8). DKT de México: https://www.dkt.com.mx/internacional/

Para mayor diversión:

Prudence, sito oficial: https://www.prudence.com.mx/

Prudence Blog: https://www.prudence.com.mx/blog/ (simpatiquísimo)

Arte de leer | Ana María Oviedo Palomares abraza a Palestina

La distancia geográfica no es excusa para dar aliento a un pueblo que está siendo sometido

La sensibilidad de los poetas muchas veces excede los ámbitos del arte. Sobre todo cuando ocurren injusticias por parte de poderes hegemónicos, que someten a los pueblos al asedio y los despojan de sus territorios legítimos.

Es así como los versos se utilizan en cantos de solidaridad, líricas sentidas que alzan su voz como arma de combate:

BELÉN

Mi madre

dice que hace más de dos mil años

una estrella

iluminó durante días el cielo

después de un nacimiento

Aquí siguen naciendo niños cada día

Yo me pregunto si todos no merecen

la claridad,

su común lucero

Me responde

un resplandor de cohetes y misiles,

no traen mirra,

incienso ni oro.

Hace tiempo ya

no conocen más ofrenda que la guerra.

Ana María Oviedo Palomares, poeta, músico, docente, escritora y cultora venezolana, dispone su voz, manos y corazón con la intención de abrazar a mujeres, hombres, niñas y niños que son afectados por los componentes bélicos israelíes, que impactan en la tierra palestina con consecuencias incalculables. La poeta trujillana no es indiferente al conflicto causado por el sionismo que inició la cruenta guerra árabe-israelí.

La distancia geográfica no es excusa para dar aliento a un pueblo que está sometido por ejércitos de ocupación, donde la poesía se opone a la miseria causada por la violencia; donde las letras, los sentimientos y las nobles causas se conjugan:

Aquí desaparecieron las flores,

un pétalo es lujo de la imaginación.

Aquí desaparecieron los pájaros

Cuando tuvimos que dejar la casa

mi abuela llevó su jaula llena, único equipaje,

hasta que murieron como todos,

atragantados con el polvo de los edificios

cayéndose a pedazos después de las bombas.

Aquí llevamos el horror entre los brazos.

Al otro lado del mundo, cuando mucho,

una madre se conmueve frente al televisor,

pero luego se levanta,

y arrulla a su hijo sin que la voz le tiemble,

segura de terminar la canción.

Aquí hay poco espacio para la ternura,

y sin embargo mis palabras se doblan

como grandes racimos de frutas, cuando

pasa el muchachito de trece años, el que

lleno de fuerza y ​​rabia

dispara un obús,

ya no tiene miedo, la primera vez gritaba sin parar,

como para aturdir con furia su alma mínima.

Hasta ayer su padre

besaba cada día sus mejillas y le esperaba

a la salida de la escuela.

Ahora ya no le espera más,

aunque a veces vuelve,

desconocido y descarnado.

El Estado de Israel mantiene un apartheid contra los palestinos. Los desaloja de sus tierras de origen, los colma de amenazas constantes, pretende robarles la esperanza:

Aquí no hay refugio posible.

El enemigo huele y detesta nuestras lágrimas.

El enemigo huele nuestras palabras.

El enemigo huele nuestra fe y se estremece en secreto.

El enemigo huele nuestro valor, en nada parecido a la resignación.

Nunca hemos visto sus ojos.

No tiene voz.

Está en todas partes, siempre cerca.

Llenó nuestra tierra de truenos amargos,

sin olor a humedad, sin lluvia,

puro ruido y resplandores nocturnos.

El enemigo comienza a tener pesadillas.

se multiplica pero

no para de caer

y todavía cree

que puede ganar esta guerra.

Desde la intimidad del espíritu y en la estancia de sus ámbitos materiales, Oviedo Palomares reflexiona sobre la realidad de los que viven bajo un cerco implacable:

AMARGO

Busco recetas de cocina

fáciles

sobre todo y más bien

baratas.

La televisión está encendida y la OMS

dice que tal vez no haya cura

definitiva y

debamos esperar a ser

un nuevo

rebaño.

Vuelvo a la receta una para

aderezar esta crisis que nos cala ya los huesos

desde que no tenemos mar

y nos han secuestrado el aire el de volar

y nos han hecho olvidar la tierra

y las semillas.

En la brisa de esta tarde una copa de agua

es un caracol

que reproducir el sonido del mar

en el patio de mi casa,

las cuatro paredes que resguardan el mundo.

“Pan sin huevo, sin leche, ni manteca”

Ah puede ser ese hay que

ahorrar comida así no salgo tanto

en la cuarentena

la televisión habla de los desahucios,

gentes debajo de los puentes y el frío,

pero el gas …

Tengo que encontrar un pan que se haga en el fogón,

en los campos de refugiados las carpas

no llegan a caparazón ni el cielo es techo,

la voz del programa

dice que no tienen que perder y

pienso que perdieron siempre,

perdieron desde su nacimiento

junto al lobo de la pobreza

qué metáfora manida,

minada,

lobo,

hiena,

lo encuentro

se puede hacer pan sin horno,

pan de sartén,

en un país del Oriente Medio ahora mismo

explota un hongo y es casi 6 de agosto

pero

después de que lo haga

estoy segura,

aunque acaban de rescatar a una muchacha

de entre los escombros,

será el pan más amargo que comí

alguna vez,

en fogón, sin huevos, sin leche, sin manteca,

pero con la sal, y el agua que no tienen allá,

allá en la inmensa geografía del desamparo

el pan más amargo de mi historia

                                       culinaria.

Esa sistematización del horror, discriminada contra la gente oriunda de Gaza y Cisjordania, en la que desplazan a miles y miles de sus hogares, les derrumban sus casas, matan y violan los derechos más elementales, donde una Organización de Naciones Unidas no es capaz de detener un flagelo despiadado, el alma de la poeta les afrenta:

Una franja

Un trozo

Un pedazo

Lo que van dejando

Polvo

Pequeño territorio

que supera todas las medidas

del dolor

Es necesario que los pueblos del mundo se solidaricen con el dolor palestino. Que busquemos una fórmula para desmontar el poder de los capitales fácticos. Palestina resiste, con angustia, con desvelo, con una vida llena de dificultades, donde las niñas y los niños juegan en medio de los bombardeos. Mientras encontramos ese camino para un mañana distinto en el Oriente Medio, Ana María Oviedo Palomares nos deja una expresión de defensa:

Soy el guijarro recogido

en una calle del infierno

lanzado para empedrar el camino

de las buenas intenciones

vuelo sobre un muro

desde el otro lado

devuelven

fuego.

Ricardo Romero Romero | @ItacaNaufrago | artedeleer@yahoo.com

Ana María Oviedo Palomares (Valera-Venezuela, 1964)

Ha hecho de la música, la poesía y la cultura su oficio vital. Fundadora de la Red Nacional de Escritoras y Escritores Socialistas de Venezuela. Promotora y mediadora del libro y la lectura, coordinadora de la Bienal Nacional de Literatura Orlando Araujo en todas sus ediciones.

Ha publicado los libros: De fuego o de ceniza, 1997; Dominio oscuro, 1977; Flor de sal, 2003; Ruegos, 2004; Crueles, treinta y siete canciones y un poema de amor, 2007 y las antologías Dominio oscuro, 2007 y De fuego o de ceniza, 2019. Textos suyos aparecen además en diversas antologías y han sido traducidos al árabe, al italiano y al portugués.

Ana María desarrolla una estética de la ternura y hondo sentir hacia las causas justas y el bien común. Sus versos expresan al mismo tiempo solidaridad hacia los pueblos oprimidos y denuncia a los opresores. Su filosa metáfora resplandece en la oscuridad del desasosiego y se puede respirar el perfume del valor. Escuchamos en sus palabras la huida del enemigo. En estos poemas que ha querido compartir con nosotros, y desde los referentes de la cotidianidad, queda expresado el sufrimiento que padece Palestina como consecuencia del expolio y las atrocidades que contra ella comete el sionismo, pero también deja claro que este heroico pueblo, en medio de ese dolor, abraza la tierra tan profundamente como las raíces de sus centenarios olivos.

Los poemas publicados en este trabajo pertenecen a un volumen inédito que la autora le dedica a los pueblos palestino y saharaui.

Arte de leer | Bajo el rezo animal

Las estéticas interiores de Giordana García Sojo 

 El cuerpo es el mayor escenario de la vida. Cada una de sus partes contienen historias que forman el gran relato de nuestra propia existencia. 

En el caso de la mujer que es consciente de su lugar en el mundo, desde la palabra tiene la capacidad de crear estéticas interiores que dialogan con la profundidad de sus sentires:

Kinetoscopio

Detrás de mis ojos he instalado un proyector
el hipotálamo lo hace gravitar
no pesa su astilla de armatoste
Torno a su juego alrededor de las cinco de la tarde
sigo instrucciones:
   presionen párpados
   concentren círculos de agua
      hasta erizar alguna dendrita
      eyectar eléctricos jugos
      trepar adentro
como si el ave adorada sobre piedra
  volase de repente
  y girase
   la manivela atada al nervio de la infancia
incrustada entre una hendija carnosa
  troceada para nutrir
       al caballo que vive en la retina
           y galopa contra vientos de olvido
               sobre cristales de luz

justo debajo del lóbulo frontal
   a la hora de la melancolía.

Y desde lo que se nombra hay transformación de la materia. Son los espacios del habla un laboratorio para que el pensamiento se convierta en la invención de lo real:

El hueso de la verdad

Algún órgano alguna sustancia alguna conexión
debe sostener el temblor exacto
del instante feliz
inaccesible a la lengua
trenzado a sí mismo
gota en tránsito al vapor.

Así nos deja secar
testigos mordidos por la devastación y el goce
aullantes sin piedras de guardar
solo este miedo incandescente
que avanza por cada ventrículo
como anticipar la catástrofe
como desear la muerte de un hijo
como extender los ojos hacia la sabana
          y encontrar allí la silueta del espanto
                y reír con él
                            elevando el cuerno
porque antes del pavor final
           hemos sido felices
un instante de cuerpo en combustión.

Giordana García Sojo exaltó lo vivido desde el vehículo intangible de ser, sus querencias, sueños y apetencias se aprecian en un volumen poético denominado Bajo el rezo animal. Una publicación de Ediciones Solar y Fundecem, que bien comenta el literato Raday Ojeda al decir: “En cada verso suyo hay riesgo”. 

Ciertamente, García Sojo se adentra a las composiciones radicales de su intimidad y no teme mostrarse ante el mundo. Como madre-mujer, como mujer-pareja, como fémina que practica la sororidad, la poeta ejerce el verso como reflejo de toda su esencia:

Partida

La niña ahuyenta audacias de muerte
en los ojos absortos de su madre
sumerge la bestia en pocillo pequeño
Leve golpea su ombligo
 la hunde
con naturalidad convoca el universo
de las grietas soplan telarañas
delicados veleros con voces de sirena
todo lo vivo bulle en su juego
la pesada lámpara vuelca bandada
revuelo de pluma
caída de luz
para       ver
ahora sí ver
 el hilo de cáscaras sobre hormigas
hacia la absurda camada de vida.

Son las páginas de Bajo el rezo animal, un retrato memorial del cariño, el respeto hacia sí misma y hacia los otros, donde Giordana se apropia de la virtud letrada. 

Ricardo Romero Romero |@ItacaNaufrago | artedeleer@yahoo.com

Giordana García Sojo (Mérida-Venezuela, 1981)

Graduada en Letras mención Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Los Andes (ULA-Mérida), también cursó estudios en Gestión y Promoción de los Derechos Culturales del Observatorio de Políticas Culturales del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (CCC) junto con la Universidad de Buenos Aires (UBA), al igual que la Maestría en Antropología Social de esa misma casa de estudios. Fue presidenta de la Fundación Editorial El perro y la rana, siendo una de sus fundadoras. Es colaboradora habitual en el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). 

¡MI REINO POR UN BICHO… ROJO!

Por siglos, la cochinilla mexicana era la única aceptada en los exigentes y más prestigiados talleres textiles europeos para entintar la “ropa de reyes”.

A mediados de 1520, antes de que Hernán Cortés y su pandilla bailaran jotas en la cabeza de los aztecas, el rey Carlos V escribió a este conquistador de Medellín urgiéndole información sobre un nuevo tinte de alta calidad, llamado grana cochinilla, el cual se cultivaba en abundancia por estos lares.

Bueno, si el mismísimo emperador de tan vasto reino se dignaba escribirle a súbdito aquella cosa debía valer algo. Y así era… Sin embargo, “ningún estudio se ha explicado a fondo las causas por las que esa materia prima tuvo una demanda tan notable y sostenida en Europa durante siglos”.

Así es, sabemos poco del porqué la grana cochinilla, después de la plata, fue el producto de exportación más importante de la colonia mexicana por casi 300 años, hasta ya entrada la década de 1870.

¿Qué diantres es la grana cochinilla? (los frikis sabiondos por la derecha, gracias…): se trata de un colorante natural de origen prehispánico, que se obtiene de la vieja y bien conocida cochinilla, esos animalitos que se hacen bolita y crujen retebonito cuando los aplastas. En náhuatl se les llamó nocheztli (“sangre de nopal”) y en mixteco ndukun (“insecto sangre”).

Es precisamente este bichillo (Dactylopius coccus) al que llama grana chochinilla, derivado del latín coccina (cochinilla), utilizado para referirse a los fuertes colores rojos producidos por ciertos insectos que, ya secos, se les llamaba grana (pl. de granum: “grano”).

El insecto en sí es una plaga del nopal. Las hembras poseen ácido carmínico (color rojo intenso), el cual lo usan como mecanismo de defensa contra sus peores enemigas: las hormigas. Cierto, entre mujeres te verás. El macho, como era de esperarse, es un huevonazo que sólo vive apenas una semana, en la cual se le utiliza para procrear (¡la historia de mi vida!).

El furor por este tinte en Europa comenzó a partir del siglo XVI. La demanda puso a chambear a miles de familias indígenas, en particular de la región de Oaxaca, donde se dio más este fenómeno económico que cubrió durante siglos el 90% del mercado allá.

El largo y duro proceso para la obtención del tinte comenzaba con la necesidad de plantar y cuidar cientos de hectáreas de nopales, ya que la cochinilla se alimenta de sus hojas. El indígena mexicano era famoso por el sorprendente cuidado que ponía en la crianza de las cochinillas. Una vez recolectadas, o se dejaban morir lentamente secándose al sol, o se ponían en agua hirviendo, o se les metían en hornos de piedra. Una vez bien secotas se les extraía el tinte, con el cual se hacían unos como ladrillos, llamados zurrones, los cuales se mandaban al puerto de Veracruz para embarcarlos.

Cómo no iba a ser tan caro el mentado producto, si para lograr apenas 1kg se requerían 140,000 cochinillas, con lo que se obtenía aproximadamente 50g de tinte.

Desde la época romana los colores fuertes (púrpura o índigo) estaban asociados con las élites. En el ejército, los oficiales de rango ilustre usaban el rojo como símbolo de poder, pureza y grandeza. Por eso no fue raro que la Iglesia Católica asimilara esta costumbre, extendiéndola a las cortes. Así fue como desde la Edad Media, el color rojo carmesí-escarlata quedó reservado para el uso exclusivo de curas y gente de alto pedorraje: “La grana cochinilla se usaba como tinte en las telas más finas que usaban los papas, príncipes, nobles, militares y habitantes acaudalados de casi todas las ciudades y pueblos europeos”.

Eso sí, el proceso de teñido (llamado quermes) era un verdadero pain in the ass, pues requería de una extraordinaria habilidad artesanal. Por eso sólo los megaricos usaban ropas de este color:

“(…) está el caso del recuento del guardarropa de Enrique VI de 1438-1439, en el que las ropas de color escarlata más baratas costaban más de catorce libras esterlinas, una suma enorme en la época, si se toma en cuenta que, si un albañil entonces ganaba 6 peniques al día, habría tenido que gastar el salario de 2 años y 9 meses para comprar solamente una de ellas (…) En 1440, por esa misma cantidad de dinero, se pudo haber comprado los siguientes artículos en el mercado de Amberes: aproximadamente 2,720 kilogramos de queso flamenco u 850 kilogramos de mantequilla o 22,000 arenques ahumados o 1,100 litros de vino del Rin de buena calidad”.

Otro motivo de la gran solicitud de este producto era su asombrosa durabilidad, sobre todo cuando era aplicado en lana o seda.

Aquí en México los ganones fueron la dupla de siempre, españoles-criollos, aunque debe decirse que lo que sea de cada quien, el régimen colonial puso en práctica gradualmente una compleja estructura de incentivos comerciales atractivos para los campesinos oaxaqueños. De esta manera, los altos precios del maravilloso bicho permitieron a la familia indígena tener ingresos fijos nada despreciables, que además complementaban con la venta de otros productos en aquellos grandes mercados regionales.

A principios del siglo XVII medio kilogramo de grana cochinilla mexicana costaba entre 4 y 6 pesos de plata. Para darse idea de esto: entre 1610 y 1620 una arroba (12 Kg) de grana costaba 60 veces más que 12kg de azúcar, producto sumamente cotizado en la época. Y

Para el tercer tercio del siglo XVIII la producción anual alcanzó un promedio de 36,900 arrobas, que produjeron más de 2 millones de pesos de plata por año a los productores y mercaderes locales.

Sin embargo, después de la Independencia (1821), otros países, en especial Guatemala y Haití, comenzaron a cultivar la grana cochinilla con bastante éxito, dando punto final al monopolio español, cuyo aparato gubernamental y burocrático ya estaban en plena decadencia.

La estocada al cogote llegó a mediados del siglo XIX, con el golazo de los alemanes al presentar al mundo sus avances en la industria química, que fueron sustituyendo poco a poco los tintes naturales de manera sintética: ¡adiós bicho!

Dicen que el ROJO se asocia a la pasión, al sexo y al amor, pero también a sentimientos rudos, como la ira y la venganza. Si hay demasiado rojo en el ambiente nos irrita, nos pone nerviosos, aunque los restauranteros creen que este decidido color abre el apetito, por lo que más de una hamburguesería presume paredes coloradotas. Por su parte, también dicen que es el color insignia del Chamuco, aunque se me hace un poco contradictorio, porque si supone que es la majestad de la tiniebla y la noche, entonces el rojo no le sirve, porque éste pierde todo su poder en la oscuridad.

Eso sí, los autos que más se llevan mentadas de madre son los de color rojo…lo sé porque tengo uno.

MARTES DE LITERATURA: LA CULTURA Y EL OFICIO

Cultura: saber, para hacerlo bien
Por Raimundo López Medina
https://www.facebook.com/raimundo.lopezmedina
La cultura es una base sólida para escribir con corrección y éxito, saber es bueno para todo, desde una actividad práctica en el hogar, una conversación con personas recién conocidas hasta para enfrentar las situaciones de la vida, las cotidianas, la adversidad y la felicidad. Tener cultura es el mejor camino para hacer bien el trabajo en el periodismo y lo pone a uno a salvo del disparate y el error. Por supuesto, no es solo eso, pero sí una buena parte. Es tan útil como escuchar consejos o aprender de la experiencia de otros. La relación con los demás me enseñó que quien dedica tiempo a una actividad, y más cuando es mucho tiempo o la vida, tiene algo útil que decir, una sabiduría que es como un tesoro que uno agradece, sobre todo, cuando la persona tiene la suficiente generosidad como para compartirla. Es una virtud también saber escuchar.
Lo cuento por gratitud y para repasar la experiencia que uno acumula con el paso de los años y por lo que pueda servir a otros. Y también por quienes ayudaron a lo largo del camino, en especial a los maestros, esos buenos que tuvimos y siguen ahí en la memoria agradecida y que emociona recordarles.
La importancia del saber en nuestro oficio se sintetiza en un refrán que le escuché a Tubal Páez, tiempo atrás presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC): “Los médicos entierran a sus errores, los periodistas, los publican”. Por supuesto, es por el lado negativo del asunto, pues el otro, el positivo, es gratificante y satisface hacer bien lo que uno se comprometió. Tubal citó la frase en el recordado congreso de la UPEC de 1999, en el cual Fidel compartió con los delegados y una de las sesiones se prolongó hasta la mañana del día siguiente, tan a gusto se sentía. El tema de la calidad estaba en la agenda del congreso. Esa reunión fue un hito en la historia del periodismo cubano.
El debate sobre como escribir con corrección y elegancia es antiguo y continúa hoy, pues se siguen publicando errores y “horrores”, como decían cumbres del oficio en la mesa de edición de Prensa Latina y es así, tanto en la literatura como en el periodismo.
La referencia más antigua al asunto la encontré en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, publicada en 1605. En su obra maestra Miguel de Cervantes Saavedra critica y se burla de la pobreza de lenguaje frecuente en algunas novelas de caballería que le precedieron, “donde en muchas partes (Don Quijote) hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura. Y también cuando leía: “…los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza”.
“Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para sólo ello”, escribió Cervantes en el inicio de su célebre novela, considerada el segundo libro más leído de la historia después de La Biblia.
Más de cuatro siglos después se han multiplicado infinitamente el número de personas que escriben y el nivel de calidad de la obra común es muy superior al común de antaño, pero también hay profesionales quienes hacen enflaquecer la razón sin llegar a los extremos de hacerse merecedores del merecimiento que merecen…
En esta época el asunto que preocupó a Cervantes en fecha tan lejana como el año 1605 requiere mayor atención debido a la popularización de la escritura en los sistemas modernos de comunicaciones y millones de seres humanos emplean el teclado de computadoras y celulares para intercambiar con familias, amistades y colegas, un mecanismo que apenas 40 años atrás era de uso casi exclusivo de periodistas, escritores, secretarias, escribanos, archivistas y otros pocos oficios. De esa forma, se escribe y se lee como nunca antes en la historia humana.
Es un logro de nuestra especie que tan masivamente las personas se comuniquen y se expresen, porque de alguna manera ayuda a dar voz a los que nunca la tuvieron y así abrir grietas en la cultura dominante usada para la subordinación, la maldad y la explotación de los otros, hasta que se logre sustituirla por una cultura de la bondad y la solidaridad. “Ser culto es el único modo de ser libre”, sentenció Martí.
Estos grandes progresos en las comunicaciones también provocan que algunos han convertido en zonas de desastre de la lengua a las redes sociales. Por la imagen de uno y respeto a los demás, la respuesta no puede ser la indiferencia y la desidia. Además, son limitaciones que pueden ser remediadas con ayuda y esfuerzo colectivo y propio.
La lectura, el estudio y la cultura que uno va logrando han sido y son herramientas útiles para el ejercicio del periodismo y el progreso personal en la vida, junto a la voluntad de superación, hacer lo correcto y lo mejor que uno es capaz.

Martes de Literatura: ¡Viva el futbolito!

En noviembre de 1936, a solo tres meses de comenzar la Guerra Civil Española, los fregadazos se centraron en Madrid, la cual permaneció en un horrible asedio por poco más de dos años.

En uno de esos feroces bombardeos por parte de los militares sublevados, que recibían armamento, soldados y hasta cervezas y canelones por parte de Hitler y Mussolini, un jovenzuelo de 17 años quedó enterrado entre los escombros.

Después de varios días lo rescataron con lo que le quedaba de vida, llevándolo a Valencia y de ahí a un hospital improvisado y mal equipado en Barcelona. El chico se llamaba Alejandro Campos Ramírez, pero pasaría a posteridad con el nombre de Alejandro Finisterre o Alexandro de Finisterra, según las copas que trajera encima, seudónimo que tomó de su pueblo natal, Finisterre, por allá en la Coruña, Galicia, ¡Ole!

En aquel entonces lo suyo era la bohemia, y con ello los sueños propios del poeta engallado en busca del Parnaso a través de la pluma, es decir, se quería morir de hambre como poeta-escritor. Pero también era muy creativo e inteligente, sobre todo para las cosas manuales. Durante su convalecencia en el hospital, que no fue corta, se enamoró de una guapa enfermera pechugona que para animar al personal daba recitales de piano. Queriendo quedar bien con ella, el joven le construyó un magnífico dispositivo: unas pinzas móviles accionadas mediante un pedal, que al pisarlo pasaban las hojas de las partituras. No sabemos si esto le granjeó los favores de la pechugona, pero aquel invento, llamado Paso de hojas mecánico, quedó registrado como el primero de muchos otros inventos de Alejandro Finisterre.

Poco después le surgió su segunda gran idea, nacida ésta de una cruel realidad: al ver a su alrededor tanto niño herido y lisiado, se le ocurrió que, así como existía el tenis de mesa, por qué no un fútbol de mesa para que los peques pudieran jugar su deporte favorito. El mismo Campos Ramírez cuenta la historia:

Poco antes de la Navidad de 1936 compré en Barcelona unas barras, y un carpintero vasco, Francisco Javier Altuna, también refugiado, me hizo la mesa y torneó las figuritas. El líder de CNT, Joan Busquets, un anarquista de Monistrol que tenía una fábrica de gaseosas, lo vio y me animó a patentar el invento. Lo patentó en enero de 1937…”

Y entonces ¡FUTBOLITO HABEMUS!

La vida de Campos Ramírez, alias Finesterre, fue de película. Bueno, de serie de Netflix pa’que se me entienda: Al terminar la horrible guerra civil (aprox 500 mil muertos) le dio por aprender “baile regional y folclore” y también Tap Dance. Entonces se metió en una tropa itinerante, con todo y oso bailarín, que no tardó en desbandarse, dejándolo sin quinto. Trató de regresar a su tierra mendigando para sostenerse, y cuando por fin llegó, lo meten al calabozo por vagancia. Para colmo, en ese momento (agosto de 1940) entró en vigor la ley que establecía el servicio militar obligatorio: nada mejor que los presos jóvenes para mandarlos de carne de cañón, pero a África, donde el joven se aventó cuatro años de infierno.

A finales de 1943, en un periódico de Salamanca leemos sobre la gira de “charlas folklóricas y recitales de poesía”, dadas por el “polifacético joven poeta Alejandro Finisterre”. ¡Ole! de nuevo. Pero después de una gira artística por la península el poetidancer decide emigrar a donde los poetas sí los voltean a ver y los croissants bailan claqué (tap): París. Es precisamente caminando por las calles de la famosa ciudad de la luz cuando Alejandro, atónito y escandalizado, vio en un escaparate que vendían futbolitos idénticos al suyo. Ni tardo ni perezoso se puso en contacto con el fabricante y comprobó que, en efecto, ¡era su diseño! Entonces, por medio de la Asociación Internacional de Refugiados y sus abogados, pudo lograr que se le compensara con un sustancioso billete. Entonces decidió invertir su dinero para irse al otro lado de la alberca. Aterrizó en Sudamérica y para vivir hizo desde juguetes e inventos (patentó más de 50), revistas literarias harto vanguardistas, ser protagonista de uno de los primeros secuestros de avión en la historia, hasta convertirse en México en prestigiado editor y en el representante y albacea universal del formidable poeta León Felipe.

Antes de partir a América, Alejandro tuvo oportunidad de ver publicada una de sus obras más significativas e innovadoras en el tema, Historia de la danza española (1948). Igualmente vio la puesta en escena de un ballet basado en su cuento Del amor y la muerte (1949), donde también le entró al quite echando brinquillo aquí y allá, aunque el leotardo ya apretaba.

Su primera parada en el continente fue Ecuador. Ahí fundó la Revista de Poesía Ecuador 0°0´0´´, Revista de Poesía Universal, una de las primeras en publicar los primeros, valga redundancia, textos de los escritores del más tarde famoso Boom (Vargas Llosa, García Márquez, Cortazar, etc.). De ahí saltó a Guatemala, donde junto a sus hermanos abrió una juguetería con el ingeniosísimo nombre de Juguetería Campos Ramírez Hermanos… ¡Ole!, creatividad sin límites. Fue el tiempo en que perfeccionó su futbolito, añadiéndole “barras telescópicas de acero sueco y mesa de caoba de Santa María de Guatemala” y a su vez promocionó otros inventos suyos, como el “basket de mesa”, “hundir la flota” (Batalla Naval) y sofisticadas cajas de música, que exportó a Estados Unidos con éxito.

Es también en Guatemala donde hace fuerte amistad con el Che Guevara. Claro, Alejandro era un izquierdista calcitrante y testarudo (gallego, pues). Precisamente su terquedad política y un negocio de máquinas tragamonedas medio turbio en el que andaba metido, hace que las autoridades decidan ponerlo de patitas en la calle, metiéndolo en un avión de regreso a España. Pero ¡oh, sorpresa!, el poetidancer no se iba a dejar así como así: en pleno vuelo se metió al baño, envolvió la barra de jabón del lavabo en papel aluminio y con todos los cojones propios del que no tiene nada que perder salió gritando que iba a explotar aquella bomba en su mano si el avión no lo bajaba ya. ¡Joér! Pues nada, el avión obedeció y lo bajaron en Panamá.

Para 1956 lo encontramos en Ciudad de México muy activo en la vida literaria, que entonces no era menor. Recuérdese que el exilio español y sus protagonistas en materia literaria y filosófica dieron un buen levantón a las letras mexicanas. Por lo mismo, al ver que sus famosos inventos ya pertenecían al reino de la piratería y que jamás iba a poder cobrar algo, el gallego treintañero decidió centrarse en el mundo de la edición, fundando la Editorial Finesterre Impresora. En ella editó libros de arte y obras de poetas e intelectuales en boga y emergentes, reencontrándose con grandes personajes, como León Felipe, Octavio Paz, Ramón Xiarau o Ernesto Cardenal. Pronto el poetidancer se volvió famoso por sus ediciones artesanales, cuidadas por él mismo hasta el último milímetro y detalle.

A la muerte de León Felipe, 1968, don Alejandro quedó como su albacea universal, que eran todos los manuscritos de sus obras, editadas e inéditas, así como correspondencia y cantidad de diversos materiales ligados a la vida del poeta. Hacia 1982, gracias a él, se publicó la obra completa del poeta Zamorano que murió en el exilio en México (todavía se puede ver la estatua de León Felipe que Finesterre mandó a hacer y colocar, en 1973, en la Casa del Lago, Chapultepec).

Al final de su vida, junto a su mujer por más de 30 años, la cantante lírica María Herrero Palacios, el inquieto poetidancer regresó a España a vivir en Aranda de Duero (Burgos):

“Era una persona tocada por la vara del universo. Muy noble. Rebelde ante las injusticias, justiciero, humano. Muy neutral. Muy fuerte. Y muy generoso, porque ayudó a muchísima gente” (María Herrero)

El inquieto poetidancer, Alejandro Finesterre, fue “un hombre tímido, algo retraído, sonriente y eficaz”. Si bien era una leyenda por haber inventado el futbolito, no hablaba mucho de ello, aunque sin chistar afirmaba que lo que verdaderamente le llevó a los libros fue su invención del