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Buena noticia, niñas a vacunarse contra el virus del Papiloma Humano

El virus del papiloma humano (VPH) produce una infección en casi todas las personas que inician su vida sexual. El problema es que es un precursor o favorecedor del cáncer cérvico uterino en la mujer, siendo la primera causa de muerte del sexo femenino en Nicaragua. Algunos tipos de VPH causan verrugas genitales, pero la mayoría de las personas no tienen ningún síntoma y en su mayoría la infección mejora por sí sola.

A pesar de que se requieren diez años para que este cáncer se desarrolle y que es 100% prevenible si se detecta a tiempo, se siguen muriendo mujeres de forma innecesaria en nuestro país. He ahí la importancia de la prueba periódica del Papanicolau a todas las mujeres con vida sexual activa, la captación temprana y detener esas células que se están convirtiendo en cáncer.

Pero, también tenemos una herramienta importante que es la vacuna, la cual en una primera etapa debe ser dirigida a la población femenina que no ha tenido relaciones sexuales. Recordemos que ocupamos el primer lugar en Latinoamérica de embarazo en niñas de 10 a 14 años o preadolescentes producto de violaciones a menores de edad y el rango de edad de vacunación debe estudiarse bien para lograr vacunar a las que requieren y que impacte más de forma positiva en la prevención de este cáncer.

Están disponibles varias vacunas, algunas cubren varios tipos de los 40 múltiples virus del Papiloma Humano que se transmiten por relaciones sexuales y van dirigidas hacia aquellas que más están relacionados con la producción de cáncer, entre ellas están Gardasil, Gardasil 9, Cervarix y Cecolin, esta última producida en China y aprobada por la Organización Mundial de la Salud. Todas protegen y son seguras, existen más de 60 millones de personas vacunadas al año 2019.

La vacuna también previene cáncer de vagina y verrugas.

Después de la vacunación se recomienda un período de espera de 15 minutos sentado o acostado para disminuir el riesgo de desmayo. Y como reacciones secundarias podrían ser enrojecimiento, inflamación o dolor en el lugar donde se colocó la inyección.

Es importante señalar que esta vacuna no protege contra otras infecciones de transmisión sexual, para ello es necesario utilizar condón o preservativo.

Las personas pueden infectarse con VPH si su boca o sus genitales tocan los genitales de una persona infectada. Principalmente, esto ocurre durante el sexo oral, vaginal o anal, pero el VPH también se puede transmitir a través del contacto cercano entre los genitales, incluso si no se mantienen relaciones sexuales.

Asegúrese que su hija reciba la vacuna y las dosis correspondientes y promueva que su esposa, hermanas, familiares y amigas se realizan anualmente su examen de Papanicolau y que busquen siempre los resultados, seamos activos y contribuyamos a que no sigan muriendo mujeres innecesariamente.

Tengo grasa en el hígado, ¿qué me pasa?

Dr. Leonel Argüello Yrigoyen, médico epidemiólogo nicaragüense.

El Hígado graso es la presencia de grasa con o sin inflamación y fibrosis o cicatrices, encontrándose en un 20% de la población sin que presenten en la mayoría síntomas o malestares y en algunas personas pueden manifestarse como fatiga, malestar general y malestar vago o impreciso en la parte superior derecha del abdomen.

En el organismo las grasas o lípidos se almacenan en dos tipos de tejido adiposo, el blanco almacena energía del organismo, aísla y protege órganos vitales y el marrón produce calor, el balance energético del cuerpo está dado en el equilibrio de ambos. A su vez el 20% de la grasa total en el hombre y el 6% en la mujer se encuentra envolviendo los órganos, el resto es la visible en el cuerpo.

Las principales causas de un hígado graso son la obesidad central (abdomen o panza igual o superior a 130 cm medida a la altura del ombligo), diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia o mucha o poca grasa en la sangre y síndrome metabólico que es el aumento de la presión arterial, niveles altos de azúcar en sangre, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles anormales de colesterol o triglicéridos, los cuales aumentan el riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2.

Se diagnostica por imagen en el ultrasonido abdominal, por biopsia o toma de una muestra del tejido hepático, con historia de no consumo significativo de alcohol, ausencia de enfermedad hepática crónica coexistente y exclusión de otras once causas posibles.

Otro elemento que debe tomar en cuenta es que el hígado graso tiene tres etapas y hay que controlarlo tempranamente, pues si evoluciona sin control puede llegar a causar Cirrosis o sea que el hígado deja de cumplir sus funciones de producción de bilis, digestión, almacenamiento de

azúcar, vitaminas y minerales, desintoxicación de la sangre frente a sustancias tóxicas como el alcohol y regulación de los niveles de químicos en la sangre. Y de la Cirrosis puede evolucionar a cáncer hepático o Hepatoma.

Para prevenir el exceso de grasa en el hígado, es necesario que se abstengan de consumir alcohol o evitar el consumo excesivo de alcohol, es decir, más de 14 tragos por semana o más de 4 tragos en un día para los hombres y más de 7 tragos por semana o más de 3 tragos en un día para las mujeres, recordemos que en ellas el hígado se tarda más en desintoxicarlas.

Es importante también vacunarse contra el virus de la hepatitis A y B, así como modificar los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular como son la hipertensión o presión alta y la hiperlipidemia o subida del colesterol y triglicéridos.

El tratamiento se basa en la pérdida de peso, especialmente en personas con sobrepeso u obesidad, los cuales es necesario que pierdan entre cinco y siete por ciento de su peso corporal a un ritmo de 0,5 a 1,0 kg por semana (1 a 2 libras por semana) mediante modificaciones en el estilo de vida que incluyen terapia dietética y ejercicio.

Ahora usted sí sabe lo que es el hígado graso, cuidarnos y prevenir enfermedades es nuestra mejor opción.

Tuberculosis y COVID-19, El impacto visible e invisible de las epidemias.

Dr. Leonel Argüello Yrigoyen, médico epidemiólogo nicaragüense.

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En Nicaragua, la Tuberculosis era una enfermedad frecuente en los años 80, en los años 70 el Ministerio de Salud tenía un programa de control de la Tuberculosis, que incluía la vacunación BCG cuya cobertura era falsa, actitud que por desgracia están tomando actualmente varios gobiernos en la región, al manipular datos, lo que aumenta el riesgo a la salud de la población.

En los años ochenta mejoró la captación de pacientes con Tuberculosis, que fue facilitado por la ampliación de la red de atención primaria en el país, duplicando las unidades de salud y aumentando significativamente la capacitación al personal y la alerta de tomar muestras de esputo o flema, en pacientes con tos por más de 15 días, tarea que posteriormente fue complementada con la participación de los voluntarios de salud en todo el país, ampliando la diseminación de información y auxiliándose con material educativo para que toda la población estuviera informada.

Producto del alto abandono al tratamiento, se introdujo el tratamiento acortado, pasando de 12 a 6 meses y supervisado por enfermería, la cual tenía mejor comunicación con el paciente por su formación académica, seguimiento a los protocolos, mayor disciplina de trabajo y llevaban mejor los registros correspondientes comparado a los médicos, siendo determinantes para el éxito del programa nacional de control de la Tuberculosis. Aunque persistían personas alcohólicas y otros pacientes con enfermedades mentales que incumplían el tratamiento, fue un error no haberlos hospitalizados los primeros meses del tratamiento.

Hoy día, la Tuberculosis está silenciada, forzada a ser invisible, porque los humanos todavía creemos, que las enfermedades son como las modas, que van y vienen con el tiempo. Y cuando nos acordamos y comenzamos a buscar, nos damos cuenta de que lo invisible se hace cada vez más visible y que las enfermedades no son como las modas que desaparecen, al contrario, siempre están presentes y van a depender del comportamiento humano y del actuar de éste, para prevenirla y controlarla.

Hace veinte años, con la pandemia del VIH Sida, la Tuberculosis fue visibilizada nuevamente, pero luego, ambas dejaron de ser noticia y el Ministerio de Salud dejó de informar al público, logrando que la población pensara, como es lógico, que el problema ya había terminado, pues ya no se habla de él y las nuevas generaciones tendrán una total carencia de información en salud, respecto a ambas enfermedades. En otras palabras, la moda de la enfermedad pasó.

Ahora bien, cuál es la similitud entre la COVID-19 y la Tuberculosis, ambas enfermedades en su debido tiempo causaron desastres, muchísimo temor, insuficiente información científica, muchas noticias falsas, guardando la distancia de los momentos del desarrollo tecnológico, tomando en cuenta que no había como hoy redes sociales ni internet, ni tanta gente o grupos organizados con interés de desinformar.

Por otro lado, ambas enfermedades cuentan con herramientas suficientes para la prevención y control. No obstante, lamentablemente algunos gobiernos no las utilizan ni realizan actividades que empoderen a la población para el autocuidado de su salud, la de sus familiares y de su comunidad, al contrario, politizan la enfermedad, la ocultan y no siguen las recomendaciones de la comunidad científica.

Por otro lado, la población tiende a eliminar rápidamente de su memoria, aquellos eventos que le afectan, siendo un mecanismo de protección individual y social, igualmente sucede con los gobiernos y las instituciones encargadas de salud, cuando se espera lo contrario de ellos.

Por lo tanto, nuestra responsabilidad como personal del sector salud y como sociedad, es hacer visible lo invisible.

¿Qué cambios ocurren con el adulto mayor a 60 años y cómo ayudarlos?

Dr. Leonel Arguello Yrigoyen, médico especialista en Epidemiología.

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Un adulto mayor es cualquier persona mayor de 60 años, que realiza de acuerdo con su capacidad, múltiples aportaciones valiosas a la familia y a la sociedad, es participante activo en la fuerza de trabajo y ha llegado a una etapa de envejecimiento. Cada individuo la experimenta de diferente manera desde el punto de vista físico, psicológico y social, donde el riesgo de enfermarse puede incrementarse, pero el ejercicio y la actividad mental diaria lo disminuyen.

Son personas que acumulan experiencia, sabiduría y observan los cambios que ocurren a su alrededor, con la familia y la sociedad, aportando con sus propias experiencias e incluso se adaptan a las nuevas tecnologías.

Algunos de ellos, producto de su buen estilo de vida o de comportamiento saludables, son más autónomos que otros y pueden desarrollar sus actividades diarias como subir o bajar escaleras, el aseo personal, lavar ropa, cocinar y otras. El adaptarse a los cambios ayuda mucho y la mayoría lleva una vida satisfactoria.

Puede haber vulnerabilidad, debilidad o respuesta más lenta al estrés psicológico, fisiológico y social, lo que se aumentaría al presentar alguna enfermedad aguda o crónica. Se observan problemas en el cuerpo y en la habilidad mental que se aumentan con el aislamiento familiar y la ausencia de una red social de amigos o familiares, por eso, usar la tecnología de la comunicación les permite permanente contacto con familiares y amigos, así como con nuevos conocidos, todo ello es parte del apoyo emocional necesario.

Entre los 53 y los 60 años se presenta un pequeño decrecimiento en la inteligencia y luego de los 60 disminuye la capacidad de resolver problemas nuevos, pero no así los ya vividos, pues su experiencia le ayuda.

Esta etapa su autoestima se afecta por el deterioro físico y biológico, pérdida de fuerza, que conlleva al debilitamiento o la pérdida total de las capacidades visuales, de movilidad, del gusto, del olfato, tacto, auditivas y digestivas, perdiendo autonomía. También por el paso de persona laboral a jubilada, la muerte de personas cercanas y el abandono de hijos. Recordemos que somos seres sociales y si no platicamos, si la familia o amigos no nos visitan puede surgir depresión, trastornos del ánimo, alteraciones de la memoria, lo cual sería peor si se está conviviendo con una enfermedad o con personas que lo violentan. Por supuesto las personas de escasos recursos económicos casi siempre la pasan peor.

Establecer una rutina es importante, cosas tan elementales como dejar siempre en el mismo lugar las cosas, orden sobre todo, tener objetivos y planes, un horario de ejercicio, caminar, aseo e higiene personal, recreación, lectura, juego, conversación con otras personas, estar conectado siempre para evitar la soledad, escuchar música, bailar, sus tres tiempos de comida y meriendas por la mañana y por la tarde, suficiente líquido para que orinen siempre transparente, aunque no tengan sed pues se deshidratan rápidamente.

Si toma medicamentos poner en rótulo grandes cuáles son, la frecuencia y las dosis y ordenar las pastillas en un solo lugar, asegurarse que duerme bien por la noche, necesitan 7 horas para el descanso pleno y por supuesto su vida sexual puede continua. Tener una mascota, siempre es saludable.

Actualmente el porcentaje de adultos mayores crece año a año, por lo tanto, debemos estar más preparados como familia, comunidad y sociedad para una atención integral a los adultos mayores. Recordemos algo que no debemos olvidar y recomendar siempre, poco plato, mucho trato y mucha suela de zapato. Sea usted un apoyo emocional para las y los mayores.

Hasta el 80% de los niños y niñas la pagan

Lo que pasa en el mundo con la COVID-19 va a pasar en Nicaragua, muy sencillo, no somos seres humanos diferentes ni tampoco tenemos una particularidad defensiva. Un Nica es igual que otra persona.

En diferentes lugares desde hace meses se está observando un mayor número de afectados por la epidemia de la COVID-19 en población infantil y jóvenes, de hecho, su tendencia es creciente y alarmante. En los estados de Texas y la Florida de los EEUU, están los hospitales llenos, en Nicaragua no nos informan, sin embargo, conocemos por colegas médicos, que se está incrementando el número de casos en esta población y varios de ellos están presentando el síndrome multisistémico inflamatorio, de los cuales un porcentaje menor se complica y fallece.

Si bien señalábamos que los niños en un 80% son asintomáticos o que no presentan malestares, pero sí están enfermos y son capaces de transmitir la enfermedad, es importante también destacar que esto ocurre en el 42% de los adultos que también son contagiosos. Por eso insistimos no se contagie, cuídese para cuidar a los demás, esta enfermedad tiene la particularidad de contagiar antes que presentes algún problema y durante el período que entra el virus hasta que te aparece alguna molestia.

Una de las características de esta epidemia, es que nos avisa con tiempo, a veces hasta nos grita lo que va a ocurrir, otra cosa es, que no la escuchemos. Si lo que pasa allá, en otros países, pasara aquí y no tomamos las medidas correctivas y preventivas, estamos fracasando en salud pública.

Múltiples señales han emitido este virus, hasta nos ha dado tiempo para actuar y ni una vez le hemos hecho caso, ahora nuestros hijos, hijas, nietos y nietas están pagando las consecuencias de nuestra ineptitud.

Pero ¿se puede hacer algo aún? por supuesto que sí, recordemos que los niños se contagian en la escuela o por nosotros los adultos, ellos no andan solos como nosotros. Por tanto, a exigir protocolos más fuertes en las escuelas, cuidarnos más los adultos para no llevar el virus a nuestro hogar, no asistir a aglomeraciones ni grupos y dedicar tiempo a entrenar a nuestros hijos en las medidas de prevención se vuelve la tarea número uno de los que tenemos familia, amigos y conocidos que proteger.

No es justo que nuestra niñez pague las consecuencias del comportamiento inadecuado de los adultos, es hora de parar esto, pero solo vos y yo con nuestro ejemplo lograremos hacerlo.

¿Y si te cruzas una luz roja del semáforo?

Se le conoce como oportunidad perdida, cuando una persona visita una unidad de salud y no se capta de forma precoz alguna patología que puede tratarse prontamente, no impidiendo su evolución dañina y las complicaciones que pudiese traer. 

Los semáforos son señales luminosas que indican quién debe pasar o detenerse, en el caso de un peatón cuándo debe cruzar una calle o en el caso de un conductor cuándo debe esperar porque es el turno de los peatones o cuándo circular.

Se usa hace más de 100 años y sus colores provienen del control de la circulación de los trenes de hace varios siglos, para que pararan con la luz roja o siguieran con la verde.

Independientemente de que los colores en la naturaleza demuestran belleza, en la ciudad el rojo es peligro, amarillo precaución y verde sin riesgo, nos hemos acostumbrado a su significado y adaptamos nuestro comportamiento basado en dichos colores. De hecho, muchas comunidades utilizan el semáforo de la COVID-19, como forma de alertar a la población para que mantengan o incrementen las medidas de prevención.

Aglomerar gente o permitir que estén en un molote, es exactamente igual que promover que el conductor o el peatón se cruce el semáforo en rojo, básicamente es colocar a la persona en el mayor riesgo posible de un accidente o de contagiarse de una enfermedad.

En ambos casos existe el fenómeno de la distracción, para el conductor, la música, el celular, el mensaje de texto, algo que le llame la atención en el entorno, en el caso del contagio es el ambiente creado de falsa seguridad, donde la persona se le oculta el riesgo o se le pone el semáforo en verde a sabiendas que al otro lado está en verde y vas a provocar una colisión con el riesgo que conlleva. Quitarle a la persona su derecho de conocer el riesgo de decidir sobre su conducta es grave.

Recuerdo que cuando surgió el SIDA yo decía que tenerlo y no usar preservativo, era igual de criminal que disparar una ametralladora a la gente que va pasando, ahora con la COVID-19, se repite.

Usted debe buscar información confiable para tomar su decisión de protegerse y proteger a los demás. Recuerda que el virus no discrimina, afecta ricos y pobres, de cualquier religión, etnia o nivel educativo y de cualquier lugar, es su decisión, está en sus manos el evitarlo.